Unas 150 personas, en aparente connivencia con una casa de cambios que hace años opera en Mendoza, son el foco de una investigación impulsada por el Banco Central que ya está en manos de la Justicia Federal mendocina. Los operativos ejecutados por inspectores de la Afip apuntan a individuos que, sin demostrar la capacidad contributiva suficiente, habrían servido de vehículo para sortear el cepo cambiario con cifras del orden de los U$S 200.000.
Los indicios apuntan a una triangulación: los particulares, que con autorización de compra de Afip se hicieron de moneda norteamericana con el argumento de un viaje que jamás realizaron. En el medio, un tercero (muchas veces "arbolito" de la zona) encargado de pagarles entre $ 200 y $ 300 por cada operación concretada, que podían llegar a los $ 40.000. Los dólares, finalmente, salían del stock formal de la casa de cambios al tipo oficial, para terminar en el paralelo con la lógica ganancia por diferencia de cotización.
Denuncias de algunos particulares cuyo CUIT habría sido usado sin consentimiento para ese fin, algunos cruces de bases de datos con Migraciones e inspecciones de rutina, bastaron para detectar varias cuestiones. Por un lado, que muchos solicitantes que gestionaron Clave Fiscal bajo el argumento de partir rumbo a Europa o Estados Unidos nunca salieron del país; por otro, que la firma en cuestión, Maguitur S.A., incrementó, según el área de Investigaciones del ente fiscalizador, hasta un 60% su movimiento de divisas a partir de la modalidad descripta.
Así las cosas, para Afip y el Banco Central el circuito, habida cuenta de las restricciones vigentes para adquirir moneda extranjera, configura violación a la ley Penal Cambiaria. En los hechos, la documentación obtenida por sucesivos allanamientos y control de stocks de divisas realizados por Afip fue elevada al Juzgado Federal n° 1 a cargo de Walter Bento, y sirvió para sustanciar varios sumarios contra Maguitur, no sólo por el movimiento en su casa matriz de Mendoza sino también en una sucursal de Tucumán.
Con sus propietarios Gabriel Mortarotti y José Guiñazú fuera del país, desde la compañía admitieron haber aportado legajos de clientes como parte de dichos sumarios. "En todos los casos se trata de gente que obtuvo la autorización respectiva a través del sistema de Afip. Las casas de cambio sólo somos receptores de la misma, que además debe validarse; si la gente no viajó no hay por qué suponer que son transacciones ilegítimas", señaló un ejecutivo quien pidió no ser identificado.
Pero además de denuncias particulares, los inspectores de Afip recogieron actas firmadas por los individuos involucrados en las operaciones, donde reconocen haber recibido una comisión en pesos a cambio de la solicitud de divisas. Al respecto, el ejecutivo consultado dijo desconocerlo. "Con las restricciones ¿para qué querríamos dólares?", concluyó.
De insolventes, CUITs y cepo
Para el director regional de Afip, Carlos Leturia, ante el tenor del hecho "la cuestión cambiaria se transforma en impositiva". En buena medida porque el crecimiento comercial post-cepo se condice con un incremento patrimonial que los dueños de Maguitur deberían justificar.
Más allá de la insolvencia detectada entre los demandantes de divisas (entre 100 y 150 individuos entre Mendoza y Tucumán), en muchos casos los pedidos de autorización involucraba a grupos, familiares o no. Y múltiples cruces de bases de datos bastaron para confirmar otro dato: la emisión de certificados de compra de dólares a nombre titulares de CUITs de distintas jurisdicciones que desconocían el hecho.
Las primeras irregularidades se remontan a fines de 2011, aunque la misma metodología reapareció en el segundo semestre de 2012. Incluso puso bajo la lupa a otra firma, cuyos propietarios están vinculados al ex titular del Central durante el menemismo, Pedro Pou.
"Tuvimos un par de casos hace un tiempo, pero no es nuestro problema que la gente con dólares no viajara. El cepo redujo las operaciones de un promedio de cien a no más de diez diarias y tuvimos que bajar los gastos al mínimo. En el fondo hay que subsistir", consignó un vocero, de identidad reservada.
Lo cierto es que para evitar fugas el rigor del cepo cambiario terminó endureciéndose. Como observa Leturia, "se pasó del control de fiscalización que no impedía la venta, al control que rige actualmente".