A casi dos días de las inundaciones que dejaron más de 210 muertos en Mocoa, en el sur de Colombia, familiares, vecinos y rescatistas pasa el día de ayer buscando sobrevivientes entre escombros, lodo y piedras.
Abelardo Solarte, 48, y Jair Echarri, 42, levantan los restos de una casa. Con las manos sacan troncos y piedras incrustadas en camas y frigoríficos.
“Cuando escuché las noticias arranqué a ayudar”, dice Echarri, que vive a tres horas de Mocoa.
Hasta ahora han encontrado seis cuerpos en las últimas horas, aseguran mientras despachan zapatos, cacerolas y libretas de colegio entre las rocas. Varios de ellos son de niños.
El último balance oficial cifra en 43 los menores muertos, 207 los desaparecidos y 203 los heridos, según dijo el presidente Juan Manuel Santos.
De los muertos, 170 ya han sido identificados y muchos heridos han sido trasladados a hospitales de otras regiones.
Mocoa está rodeada y atravesada por ríos y afluentes. Una de esas redes de agua aumentó su caudal por las fuertes lluvias en la madrugada del viernes al sábado y provocó la inundación de innumerables casas de una o dos plantas en esta ciudad de 42.000 habitantes.
El director de medicina legal, Carlos Valdés, dijo que un equipo de 22 forenses está en la zona para identificar los cuerpos. “Esperamos lo más pronto entregarlos a sus familiares y vamos a trabajar las 24 horas”, agregó.
Unas 2.000 personas duermen en tres albergues tras perderlo todo con el temor de que otra avalancha llegue a rematar la muerte.