¿Qué hacía un agente de la Secretaria de Inteligencia (ex Side) protegiendo a una pequeña banda de narcos y estafadores del oeste del conurbano bonaerense? ¿Sus jefes en la central de espías sabían que un juez federal lo investigaba y había ordenado su captura?
¿Por qué, a pesar de sus 40 años de experiencia en Inteligencia, “El Lauchón” (59) disparó contra el grupo comando que entró a arrestarlo a su casa de la localidad de La Reja?
Todo forma parte de la misma trama de intrigas, secretos, narcos, policías de élite y espías que el martes a las 6.40 de la mañana terminó con "El Lauchón" muerto de cuatro balazos en su casa de la Rocha Blaquier 1502, Moreno.
Lo que se sabe a ciencia cierta es que en setiembre de 2011 se inició una causa por drogas en el juzgado federal de Tres de Febrero a cargo de Juan Manuel Culotta. Que el expediente fue iniciado por una información policial (vía llamada anónima), lo que generalmente denota la presencia de un buchón; y que este anónimo sindicaba a un hombre, su mamá -una jubilada de 79 años- y su hijo como responsables de una cocina de cocaína en la zona de Moreno.
En el marco de esa causa se hicieron intervenciones telefónicas y en ellas saltó el apodo de “El Lauchón” como quien daba “cobertura” a un negocio ilegal paralelo de estos narcos: falsificar títulos para quedarse con propiedades de personas muertas. Se hablaba de una rama de la banda que “cocinaba” y vendía drogas y de otra dedicada a “documentar terrenos, lotes y edificaciones cuyos propietarios resultan fallecidos”, según sostiene un documento policial.
Así se quedaban con las propiedades “de forma ilícita, con la complicidad de un gestor que se dedica a las gestiones registrales”. Por medio de este hombre, obtenían “escrituras con titularidad a nombre de personas indigentes” para lograr “el posterior traspaso de tales escrituras, en maniobras fraudulentas”.
Según este parte, “El Lauchón” daba cobertura y participaba en esta segunda vertiente de la banda mientras que su hijo, Luciano Viale (detenido el martes), figuraría como uno de los beneficiarios de esas maniobras inmobiliarias. Las escuchas que comprometieron al espía las hizo la propia Secretaría de Inteligencia, pero no fueron tomadas de su teléfono sino de otro de los integrantes de la banda.
Según pudo chequearse con fuentes policiales, las conversaciones se obtuvieron de un Nextel y de un teléfono celular del supuesto jefe de la organización, detenido en uno de los 18 allanamientos concretados el martes pasado a la mañana. Según la imputación de la Justicia, el hombre, de 53 años manejaba la organización con su hijo (de 25 años, martillero público) y su madre, una “jubilada” de 79 años.
Durante los 18 procedimientos simultáneos del martes concretados en Moreno, San Antonio de Padua y Paso del Rey se detuvo a 10 personas, se secuestraron armas pero muy poca droga: apenas 3 kilos de marihuana, 10 gramos de cocaína y algunos precursores químicos.
Pero nada de droga se encontró en la casa de “El Lauchón”, aunque allí sí se secuestró la pistola Glock calibre 40 con la que disparo contra el grupo Halcón (e hirió a un policía en el pie izquierdo), una pistola de 9 milímetros marca Browning con baño dorado, una pistola tala calibre 22 y municiones en cantidad y variedad.
¿Una interna?
“En las conversaciones tomadas en la causa se habla de un “Lauchón” que brindaba cobertura a la organización. Pero su nombre y apellido completos (y su pertenencia a la SIDE) recién fueron descubiertos por la Policía bonaerense al año de empezar la causa”, confío una fuente del caso para quien es una posibilidad que los compañeros del espía no repararan en que se trataba de él.
“La Ojota (cómo se llama al área de la Secretaría de Inteligencia encargada de las escuchas), recibe cientos de pedidos de todo el país. Puede ser que no se hayan dado cuenta”, agregó la fuente poniéndose del otro lado de las versiones mas conspirativas sobre lo ocurrido. Estas hablan de que “El Lauchón” cayó producto una violenta guerra interna entre fuerzas de inteligencia en momentos en el que la presidenta Cristina Kirchner desconfía de la cúpula y cuando acaba de ascender al general César Milani (especialista en espionaje) como número uno del Ejército.
Los policías de la Subdelegación Drogas Ilícitas de San Miguel y el juez a cargo sí sabían quién estaba durmiendo el martes dentro de la casaquinta de la calle Rocha Blaquier. Cuando el Grupo Halcón entro a la propiedad, todavía de noche, en el lugar sólo estaban el espía y su mujer. Leonardo, uno de sus tres hijos, dijo que su padre disparo para defenderse, pensando que entraban ladrones. Sin duda una versión muy distinta a la oficial. Pero también con muchas cosas que no cierran.