La aparición del cuerpo de Santiago Maldonado pudo haber sido el resultado de una compleja negociación entre los mapuches y la Justicia Federal que llevó varios días.
La escena involucra a dos partes ferozmente enfrentadas dentro de la misma organización Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), al juez federal Gustavo Lleral y a la fiscal federal Silvina Ávila. Se reconstruyeron, a partir de diversas fuentes, los hechos que habrían desembocado en una “entrega” del cadáver del joven al juez Lleral por parte de los indígenas.
Altas fuentes aseguran que existe una importante probabilidad de que el cuerpo encontrado “oficialmente” el martes 17, en realidad, haya sido avistado por los indígenas unos días atrás del operativo.
Para afirmar esta teoría se basan en las ansiedades que movilizaron a la Justicia en las últimas horas y a la filtración de mensajes en los que se urge a sus representantes a actuar de manera urgente en el Pu Lof. También quedan señalados nuevos y violentos actores, dentro del RAM, que habrían tenido la intención de mantener en secreto el hallazgo.
Agregan que no sería casualidad el pedido de la fiscal Ávila, fechado el 8 de octubre, para realizar un nuevo rastrillaje en el Pu Lof con la participación de perros capaces de buscar rastros oloríficos en el agua.
Los mapuches que primero se habían negado ante el juez Lleral a aceptar otro operativo en sus tierras, cambiaron de parecer y dieron vía libre. Esto habría sido un gesto de buena voluntad en favor del magistrado Lleral y una manera de demostrar conducta hacia el juez federal Gustavo Villanueva, en Neuquén, quien decidirá si el lonco Facundo Jones Huala es extraditado a Chile.
Una llamada telefónica de parte de un referente indígena, realizada entre el 6 y 7 de octubre, habría alertado al magistrado y la fiscal indicándoles la aparición de un cuerpo río arriba.
El autor de esa comunicación pertenecería al grupo de Fernando Jones Huala, hermano del lonco Facundo. Fernando, junto con Soraya Guitart y Andrea Millañanco -pareja del cacique- componen un sector del RAM.
La organización atraviesa una crisis producto del encarcelamiento de su fundador, el lonco Jones Huala, han relatado quienes conocen la trama.
En este contexto, con diferencias dentro del grupo mapuche, la fiscal Ávila apuró un rastrillaje con el propósito de confirmar el dato que habían recibido junto al juez. Desde ese momento, las comunicaciones entre los Jones Huala, el lonco y el líder emergente, se habrían acelerado, cuentan voces cercanas.
El sector negociador apuntalaba a la idea de no sacar rédito del hallazgo para beneficiar la imagen del cacique detenido, mientras que los radicalizados esperaban asegurarse, mediante un acuerdo con la Justicia, que Cushamen se asegurara quedar libre de posteriores intervenciones de Gendarmería Nacional y de la Policía Provincial o Federal.
El 15 de octubre, Adriana Baigorria, Fernando Jones Huala, Andrea Millañanco y Alejandro Morales Godoy cruzaron hacia Chile a las 9.30 por el paso de Cardenal Samoré. Volvieron el 17 de octubre de apuro cuando se enteraron que el juez inspeccionaba el río Chubut. Entraron por el mismo paso a las 9.07.
También integrantes de la facción dura habrían cruzado hacia Chile por otros pasos cordilleranos no autorizados. Se desconocen los motivos, pero podría tratarse de encuentros con grupos mapuches radicalizados de Chile en la zona de Osorno, Valdivia y Temuco.
Aprovechando la ausencia del sector más virulento, un sector mapuche más moderado habría decidido dar a conocer al juez que habían visto el cuerpo y llamar en la madrugada del 17 de octubre al juez Lleral con un mensaje perentorio: “Tiene que ser hoy”. Este mensaje fue confirmado por fuentes con acceso a la investigación.
El rastrillaje en el río transcurrió bajo la estricta vigilancia de los mapuches, quienes participaron armados con cuchillos y palos. A medida que pasaban las horas el nerviosismo fue creciendo en la comunidad, cuentan testigos.
El regreso del nuevo líder, en coincidencia con los mapuches moderados, resultaba inminente. Fernando, por su lado, permanecía en el predio.
Una vez que el cuerpo quedó envuelto en un plástico para su preservación y que el juez Lleral se dirigía hacia la salida, llegaron intempestivamente los mapuches que habían estado ausentes.
El flamante referente más violento se acercó al magistrado y le gritó: “Respetá los acuerdos”, para de inmediato comenzar a lanzarle piedras. Uno de los proyectiles impactó en uno de sus secretarios. El quiebre dentro del RAM quedó como nunca antes en evidencia.
El juez Lleral tenía la intención de regresar al otro día a Cushamen para tomar muestras de las orillas del río en la zona en que apareció el cadáver, pero tuvo que retroceder ante la tajante negativa de la gente del RAM.
“Ningún huinca ingresa a territorio mapuche”, sería la consigna. El territorio permanece inexpugnable.