Intercambiaron semillas y plantines de sus huertas

Representantes de 55 escuelas del Gran Mendoza se reunieron en el club Murialdo para mostrar cómo trabajan en un programa promovido por Irrigación, INTA y la DGE.

Intercambiaron semillas y plantines de sus huertas

Máximo Mercurio (9), alumno de cuarto grado de la escuela Provincia de La Pampa de Maipú, preparó junto a sus compañeros una decena de plantines de albahaca de su huerta escolar y los cambió por macetas de pimiento, lechuga y orégano. “Está muy bueno porque ahora vamos a poder tener otros tipos de plantas para cosechar”, resaltó convencido.

El intercambio, que se multiplicó entre chicos de 55 instituciones educativas del Gran Mendoza, fue parte del cierre anual del programa “Huerta Orgánica en una Escuela Saludable” que se concretó ayer en el Club Leonardo Murialdo de Guaymallén.

Allí un centenar de estudiantes aprovecharon para mostrar en detalle cómo trabajan la plantación y cosecha a pequeña escala en cada uno de sus establecimientos, incluso algunos sin tener un espacio apropiado para ello.

El objetivo del proyecto, que comenzó a desarrollarse en 2012 por una iniciativa conjunta entre el Departamento General de Irrigación (DGI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Dirección General de Escuelas (DGE), es interesar a los chicos en las huertas desde el conocimiento para que luego las vayan multiplicando en sus hogares familiares.

Desde un colorido stand con maquetas que identificaban a las diferentes plantas con las que trabajan, contó su experiencia una maestra de la escuela de Máximo.

“En agosto de este año iniciamos el proyecto y lo integramos con los contenidos de todas las materias: matemáticas, lengua, sociales, naturales y áreas especiales”, relató Carla Ponzina, titular de cuarto grado.

A su institución, el INTA le entregó las primeras semillas y como no tenían espacio en su patio plantaron en cajones de verdura. “La idea del intercambio de experiencias, plantines y semillas que propició el encuentro es una excelente forma de entusiasmar a los chicos”, subrayó la mujer a la vez que comentó que ellos también prepararon una receta con verduras para canjear con otros colegios.

Desde ese establecimiento Brenda Santos (9) aseguró que nunca había visto tan detalladamente cómo crecía una plantita. “Me gustó mucho porque además aprendimos cómo regar plantas pequeñas, tiene que ser en forma de lluvia para que no se pudran”, explicó la niña con entusiasmo.

Legado ancestral
En la escuela 1-743 sin nombre de Colonia Bombal, Maipú, aplicaron la iniciativa de la huerta para revalorizar el legado de los pueblos originarios.

“Atrás de la plantación, los mismos alumnos pintaron un mural con pigmentos de tierras naturales basado en lo que enseñaron los huarpes que fueron los primeros agricultores”, destacó Mónica Ruiz, maestra de plástica.

En ese caso fueron los estudiantes de quinto grado los que estuvieron a cargo de la huerta y recibieron colaboración de toda la primaria. “Fue muy buena la experiencia de plantar porque nunca lo había hecho y con lo que aprendí me hice una huerta chiquita en mi casa”, narró Iris Sánchez (10) de esa escuela. Allí además de intercambiar plantines, canjearon piedras pintadas por ellos mismos como un recuerdo de la importancia de cuidar la naturaleza.

En una mesa repleta de botellas plásticas y cajones pintados utilizados como macetas se destacaron los alumnos de la escuela Cruzada Libertadora de Las Heras.

“Nosotros usamos todo material reciclado para trabajar. Tenemos plantas aromáticas, lechuga, tomates cherry y perita”, enumeraron Susana Ortiz y Natalia Sitton, titulares de tercer grado del establecimiento. En su pequeña plantación trabajan con la materia Conocimiento del Ambiente.

“Empezamos haciendo una germinación en un frasco y después pasamos a la huerta”, detallaron las formadoras y señalaron que una vez por semana visitan ese espacio.

Aymará Pérez (8) y Nahuel Trenca (8) de la escuela contaron que les encanta trabajar la tierra. “Primero plantamos junto a nuestros papás y después regamos todo para que crezcan mucho”, dijeron a dúo.

Dos décadas de huerta
En el jardín de infantes Marta Campa, de Rodeo de la Cruz, Guaymallén, comenzaron a desarrollar su propia huerta en 1995 y hace dos años se sumaron al proyecto "Huerta Orgánica en una Escuela Saludable" para seguir adquiriendo conocimiento al respecto.

“Una docente ya fallecida la impulsó y nosotros la seguimos manteniendo en el tiempo”, relató Susana Trejo, celadora de la institución y colaboradora del proyecto en el que trabajan los pequeños de 4 y 5 años. “Como son muy chiquitos tenemos mucha ayuda de los papás que son los que preparan la tierra”, relató la mujer.

Además todos los años se les reparten a los padres paquetes de semillas para que cada familia pueda tener su huerta en casa. “No queremos que el conocimiento se quede sólo en el jardín, sino que nos convertirnos en una fuente multiplicadora”, destacó junto a la directora del establecimiento Myriam Giorgio.

Para el intercambio ellos prepararon plantines de lechuga y zanahoria, además de señaladores decorados. Con una voz muy dulce Benjamín (6) detalló los pasos del proceso que llevan adelante: “Hacemos un pocito, ponemos la semilla, le ponemos agua, la planta crece y la usamos para comer”.

Superan los 400 en toda la provincia

Recolectando anécdotas de cada una de las escuelas, se encontraba ayer Fabiana Álvarez, coordinadora de Educación de la DGI y parte de la organización del programa “Huerta Orgánica en una Escuela Saludable”.

“Empezamos con el proyecto en 2012 junto con le INTA y la DGE; primero en el sur con 30 huertas y hoy en toda la provincia ya contamos con 400”, recordó. La iniciativa es optativa para cada una de las escuelas y pueden sumarse chicos desde jardín hasta educación para adultos. “Visitamos los establecimientos que se van sumando con técnicos del INTA para brindarles asesoramiento a los docentes”, señaló.

El fin último del programa es que cada uno de los chicos incentive a sus padres para tener huertas familiares. “Queremos darles el mensaje de que la falta de espacio no es un limitante, ya que tenemos experiencias de huertas verticales, en cajones, hasta en bebederos en desuso”, resaltó Álvarez. Además se busca que las escuelas mantengan sus plantaciones más allá de la duración del programa. “Buscamos que se autosustenten y perduren en el tiempo porque son un esfuerzo de toda la comunidad educativa”, aseguró.

Para compartir las experiencias de los distintos colegios, una vez por año se realizan encuentros divididos por las zonas de la provincia, como ocurrió ayer con el Gran Mendoza. “La idea es que cada institución pueda ir mostrando sus procesos y que no se trate de una competencia, sino de un intercambio de semillas, plantines, recetas y experiencias”, destacó la representante de Irrigación.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA