La inteligencia Artificial (IA) es una disciplina en el campo de las ciencias de la computación, especializada en ofrecer técnicas y programas capaces de simular la inteligencia del comportamiento humano para la solución de problemas en diferentes dominios del conocimiento.
En Educación, la principal característica de la IA es que provee elementos de análisis para el diagnóstico cognitivo y personalizado de cada alumno, estilos de aprendizaje, desempeño, perfiles psicosociológicos y motivaciones. Este valor diferencial da cuenta de hallazgos puntuales que permite implementar modelos de aprendizaje adaptados para cada alumno.
Existen dos tipos de tecnologías: las orientadas al alumno, y las orientadas al profesor. Las primeras -Los Sistemas Tutores Inteligentes- (STI) tienen el propósito de emular a un tutor humano en el proceso de enseñanza y aprendizaje; un cuasi "mediador pedagógico" entre el alumno, el docente y los contenidos.
Las segundas -los Modelos Instruccionales- consisten en programas expertos destinados a colaborar con el profesor en las actividades de planificación y diseño de contenidos.
Desde 2000, se vienen desarrollando diversas plataformas digitales que brindan importantes aportes al proceso pedagógico. Una de ellas es "Knewton" (2008). Diversos expertos se refieren a ella como el "Google de la educación", ya que ofrece textos digitales, enseñanza, evaluación en línea y analíticas de aprendizaje por cada alumno. Ha formalizado alianzas con la editorial Pearson PLC (Reino Unido), McGraw-Hill USA), y Santillana (España) para acceder a los textos en línea de diferentes autores.
Entre los sistemas inteligentes orientados a dar soluciones al profesor, señalamos a Smart Sparrow (2010), una plataforma originada en Australia, en la South Wales University que colabora con los docentes en el diseño de sus clases, posee un tutorial que facilita el armado de contenidos con diversos formatos de pantallas, gráficos y otros componentes sumamente amigables y atractivos.
La disparidad en la implementación de estas herramientas presenta diferentes grados de avance en las instituciones, fenómeno observable también, al analizar la relevancia que ocupan los estudios de Inteligencia Artificial (IA) en la oferta académica de las universidades en América Latina y en el mundo. A los efectos de ilustrar esta realidad señalamos países de vanguardia en estas carreras como Canadá, Finlandia, Israel, Japón, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos y, en América Latina, México, Colombia, Chile, Perú, Argentina y Uruguay.
Frente a este estado del arte de las innovaciones surgen los siguientes interrogantes…
¿Cuáles serán las estrategias educativas públicas y privadas a fin de aplicar estándares para la homologación de estos avances?
¿En qué grado sustituirán al profesor estas nuevas tecnologías? ¿Habrá un costo emocional? ¿Es posible que algo se pierda en el camino?
Algunas visiones apocalípticas en este debate encierran una falacia, ya que no cabe duda de que la figura del profesor en el aprendizaje no puede ser sustituida por las nuevas tecnologías -proveedoras de datos analíticos del aprendizaje-. Siempre estará presente con su mirada disruptiva, promoviendo el debate entre los alumnos, el intercambio de experiencias personales, la interacción social, el trabajo colaborativo y la investigación.
¿Cuáles son los desafíos públicos en materia educativa?
Los esfuerzos estarán dirigidos a generar normativas que equiparen estas aplicaciones con los sistemas tradicionales en el aula, de manera que la tecnología se transforme en aliado de la formación docente. Además, generar regulaciones que garanticen la privacidad de los datos del estudiante y, a nivel institucional, permitan la articulación de los sistemas tradicionales con estas nuevas modalidades.