“Generalmente creen que somos pasapinzas, pero es mucho más que eso”, dicen Carina Adaro (42) y Carolina Méndez (48), quienes son parte de la primera promoción de la Licenciatura en Instrumentación Quirúrgica de la provincia. “En una operación, los familiares del paciente se apegan a la figura del cirujano pero detrás hay un equipo en el que se encuentran las instrumentadoras”, se explaya Adaro.
La instrumentación quirúrgica surgió en Buenos Aires en la década del ‘60 con el propósito de acortar y mejorar los tiempos quirúrgicos en beneficio del paciente. Con el tiempo, la especialidad llegó a la Universidad Nacional de Cuyo pero como título terciario. Se calcula que entre 500 y 600 técnicas -y algún que otro técnico- ejercen en Mendoza.
Se habla mayormente de técnicas porque históricamente la tecnicatura sólo aceptaba mujeres. “La mujer comúnmente es más dócil, organizada y no va al choque”, justifican las instrumentadoras apuntando que esas son características necesarias en su práctica. Hoy, algunos hombres se han animado a estudiar y ejercer como instrumentadores.
Luego de varias décadas de tentativas frustradas, un grupo de técnicas lograron la obtención de la licenciatura. Las graduadas completaron sus estudios en San Rafael, en la unidad académica que tiene allí la Universidad Maimónides de Buenos Aires. “Nuestro propósito era conseguir el título de grado en la Universidad Nacional de Cuyo pero tras varios intentos la respuesta de las autoridades era recurrente: no hay presupuesto”, comenta Méndez.
Sin embargo, no cruzaron los brazos. “Colegas del sur mendocino hicieron las gestiones pertinentes para lograr que la Universidad Maimónides, que ya había abierto la Licenciatura en Enfermería, ofreciera el título de grado en instrumentación quirúrgica”, relata Adaro.
Así fue como durante dos años, 95 técnicas y 3 técnicos viajaron de diferentes latitudes -inclusive desde Río Negro y San Luis- a San Rafael, donde sábado por medio recibían seminarios intensivos para luego llevar a casa gran parte del estudio y tareas que enviaban a través de una plataforma virtual.
“El empeño por parte del grupo fue sobrehumano”, cuenta Carina, quien conjugaba sus responsabilidades laborales y familiares con el cursado. “Una constante era pasar a buscar a las técnicas por los hospitales en la madrugada al término de sus turnos, subirnos a una trafic, llegar a San Rafael y cursar todo el sábado”, comparte Carolina. Finalmente, en julio de este año, 64 mujeres se convirtieron en las primeras licenciadas de la provincia.
Rol de vital importancia
Las historias de estas mujeres son similares. Recién egresadas de la escuela secundaria, sintieron que su vocación estaba vinculada a alguna rama de la medicina. A los pocos años se recibieron de técnicas instrumentadoras y dieron sus primeros pasos laborales en clínicas y hospitales locales.
En la actualidad, Carina trabaja en un hospital privado de San Martín y se especializa en cirugías oncológicas de cabeza y cuello. Por su lado, Carolina es parte del equipo de neurocirugía en el Hospital Central.
“Nuestro trabajo ronda en torno al universo de la esterilidad y la verificación de todo el material utilizado en una intervención quirúrgica”, define Méndez. La función de la instrumentadora es de vital importancia en cualquier quirófano. La labor principal es la asistencia al paciente desde su ingreso al nosocomio hasta su egreso de la sala de recuperación postanestésica.
Asimismo, es la responsable de preparar la mesa de operaciones y disponer el instrumental e insumos necesarios para el acto quirúrgico, como así también anticiparse a los requerimientos del cirujano.
“Estamos acá para cuidarte”, coinciden las dos instrumentadoras respecto a las primeras palabras que escucha el enfermo de su parte apenas ingresado a la sala operatoria. Su rol demanda una gran capacidad emocional y psicológica por estar sometido a situaciones límites y altamente estresantes. Incluso, Carina añade que “el temple, la decisión y la honestidad son parte del perfil”.
Nuevos desafíos
Al poco tiempo de la graduación, un grupo se organizó para abrir la filial Mendoza de la Asociación Argentina de Instrumentadores. La institución científica congrega a especialistas de esta rama y tiene como fin su capacitación y asesoramiento profesional y legal. Se reúnen cada quince días en el Círculo Médico de Mendoza.
Las entrevistadas concuerdan en que desde esta asociación continuarán golpeando puertas para concretar los desafíos adeudados. Por un lado, impulsar la apertura de la licenciatura en la UNCuyo. Por otro, la Ley de Carrera por la cual buscan su reconocimiento como profesionales de la salud, dejando a un lado la mención como simples técnicas.