Alejandra Grippaldi, es marplatense que a los 13 años dejó la escuela para trabajar en la peluquería de su familia. Después de muchos años de esfuerzo logó poner su propio salón y vivir de él. En ese entonces tenía 32 años y una familia.
"Ya tenía mi salón en la calle Güemes e hice un curso de gerenciamiento de Spa y ahí me di cuenta que me gustaba estudiar. Entonces pensé en terminar el secundario", contó Alejandra en diálogo con Cadena 3.
"No me veía jubilada de peluquera, tuve que renegar mucho con negocios, empleados, pasé otras circunstancias y decidí ir a una escuela para adultos en Mar del Plata y terminé en cuatro años el secundario", dijo.
No fue nada fácil, Alejandra tuvo que rendir cuatro veces matemáticas antes se aprobarla pero siguió adelante. No se rindió. “Cuando rendí bien dije: 'busco una carrera'. Me hizo muy bien terminar el secundario y me dio el ímpetu para ir por más", recordó.
"Me anoté en la Universidad FASTA en fonoaudiología y durante ese primer año me fascinó la anatomía. Estuve estudiando mucho y el profesor que tenía me cuenta un día que se abría la carrera de medicina y que me podía anotar. Le dije 'no, ni loca, a esta edad empezar, no me va a dar la cabeza'. Pensaba que estudiar medicina era para gente muy inteligente", dijo.
Poco después recibió un llamado de la Universidad donde le ofrecían estudiar medicina sin pagar el ingreso, ya que Alejandra tenía muy buen promedio. Pero aún no se sentía segura.
"La psicóloga de la institución me preguntó ‘¿a qué le tenés miedo? Y le dije, a que no me dé la cabeza y que no pueda’. Tenía tres hijos, un negocio, una familia, era grande, tantos años de estudio me daba miedo. Y ella me animó a probarme a mí misma. Rendí el examen y quedé en el puesto 30 pero tenía que pagar una carrera y trabajar, y ahí fue cuando decidí que vendería mi negocio”, dijo.
"Me costó mucho terminar la carrera porque en ese tiempo me separé de mi esposo y mi situación había cambiado completamente. No me alcanzaba con lo que me daba para vivir, así que pedí ayuda a la Universidad", dijo Alejandra quien también le agradeció a la decana Julia Elbaba.
"Con mucho sacrificio, haciendo trabajos particulares de peluquería en casas, pude terminar la carrera en los seis años que corresponde. En diciembre de 2015 tuve mi examen final. Después del nacimiento de mis hijos fue uno de los mejores días de mi vida", confió.
En el último año de la carrera tuvo la oportunidad de hacer una rotación en el extranjero y Alejandra comenzó a estudiar alemán con una profesora particular.
"Desde tercer año tenía la idea de irme a otro país. Primero pensé en ir a Suiza y no conseguí la rotación y tenía una prima en Londres así que conseguí una rotación para ir a un hospital de ahí", recordó.
Alquiló su casa durante el verano y con el dinero hizo una rotación en Londres durante dos meses, donde tuvo como profesor a uno de los mejores cirujanos del mundo.
"Cuando volví a Argentina le conté a mi profesora de alemán mi idea y me hizo un contacto con una médica de allá llamada Mariana Santos. Preparé todo para irme en mayo, vendí todo: muebles, zapatos, ropa. Todo para tener dinero los primeros meses. Vine el 11 de mayo del 2016 a Dusseldorf. Hice rotaciones como médica invitada y después pude seguir haciendo cosas. Tres meses en cirugía pediátrica, tres meses en cirugía general, luego en un consultorio privado", explicó a Ahora Mar del Plata.
"Tenía que rendir dos exámenes para poder trabajar de lo mío, uno del idioma bastante estricto y otro de medicina. Al primero lo desaprobé dos veces y recién pude darlo bien la tercera vez, ya era octubre del 2018. Como no podía trabajar, al desaprobar el examen pude conseguir un contrato como ayudante de médico. No sos ni enfermero ni médico, hacés de todo un poco. De julio a diciembre ganaba muy poco como asistente, terminé el contrato, volví un mes a Argentina y luego regresé a buscar trabajo como médica porque con ese primer examen aprobado ya podía ganar más plata aunque no podía trabajar del todo de médica", contó.
En cuanto a sus hijos Alejandra explicó: "Decidí venir con la más chica, los más grandes se prendieron al principio y cuando tenía todo planeado para venir acá me dijeron que no y eso fue un drama. Pero mi hijo del medio se vino después y está haciendo la carrera de chef y mi hijo más grande llega en unas horas para quedarse a vivir también".