En mayo de 2015, dos caniches se escaparon de una casa en Coronel Pringles. Tres meses después, a uno, de color apricot (marrón claro), lo vieron en manos de una vecina que dijo que lo había encontrado en la calle, en muy mal estado, y lo adoptó. Casi cuatro años le llevó la Justicia dilucidar la propiedad, después de una decena de testimonios, tres cuerpos de expedientes, un examen de ADN y dos fallos contradictorios, informó Clarín.
La disputa judicial enfrentó a Gladys Beatriz Cerdá, dueña de Roco, y Bilma Potis, que después de hallar al animal en la puerta de su casa, como abandonado, a comienzos de 2015 lo bautizó Lucio.
Cerdá acusó por estafa a su vecina que, caso que fue resuelto tres años después. Seis meses de prisión en suspenso le aplicó a Potis la jueza correccional Susana González la Riva. "Terminó reconociendo que mintió cuando aludió a que lo compró y en definitiva, cuando se le reclamara el perro y siendo que aún en su versión lo había hallado perdido, nada justifica que no se hubiese avenido a dilucidar de quién era", argumentó la magistrada. Valoró los dichos de Cerdá sobre que había solo dos caniches apricot en Pringles y que el otro tenía incorporado un chip.
Además, fue determinante un examen de ADN practicado por otra veterinaria, que había atendido al animal cuando lo tenía Cerdá.
Apelado por el abogado de Potis, el fallo llegó este año a la cámara de apelaciones de Bahía Blanca. "Quedó evidenciado que el can que entregó Varela a la persona que dijo ser la dueña, resultaba ser el mismo que la denunciante había perdido con antelación dos meses antes", falló Guillermo Giambelluca, en línea con lo sostenido por González La Riva. Pero sus dos colegas no opinaron lo mismo y terminaron absolviendo a la vecina acusada, por el beneficio de la duda.
El fallo, del mes de julio, le fue comunicado hace 15 días a Potis que lo recibió como una bendición. "Fueron cuatro años en los que sufrí mucho y bajé 11 kilos que no pude recuperar", dijo la mujer. Sigue sosteniendo que ella encontró al perro en febrero de 2015, antes de que la mujer que Cerdá denunciara su desaparición.