Insistir en la ciudad que queremos

Tenemos una ciudad capital no exenta de problemas pero con muchas bondades. Una ciudad vivible que puede seguir siendo la gran urbe bosque.

Insistir en la ciudad que queremos
Insistir en la ciudad que queremos

Una de las metas en materia de urbanismo es llegar a tener una ciudad sustentable, definida como aquella donde existe una adecuada movilidad, ahorro de energía y de recursos hídricos, disminución de la contaminación auditiva y espacios públicos agradables donde haya áreas verdes con gran funcionalidad.

Manuel Fuentes, director de proyecto del Programa Internacional de Cooperación Urbana entre la Unión Europea y América Latina, se explayaba en una de sus presentaciones sobre la agenda urbana referida a las ciudades inteligentes (Smart City). Este experto en políticas públicas sostuvo, en reciente visita a la Argentina, que para alcanzar ese rango las urbes deben cumplir una serie de pasos nada sencillos y ofrecer condiciones saludables y vivibles para los ciudadanos.

En esa línea, podríamos afirmar que Mendoza sin ser aún  ciudad sustentable de manera total, tiene un buen acatamiento de algunos requisitos, y deben apuntalarse otros.

Subsisten, en los alrededores de la capital, áreas residenciales informales en núcleos de villas y asentamientos, un factor negativo en cuanto a “ciudad inclusiva”. Por eso es imperioso estimular la construcción de viviendas por el IPV y la puesta en práctica de programas en favor de la mejora del hábitat popular.

Hay progresos en espacios verdes y en este capítulo una meta podría ser  llegar a la relación de 10 m2 por habitante, pese al servicio prestado por la remodelación y mejoras de plazas y parques. El replante de forestales donde faltan debe ser meta a cumplir en forma urgente, para mantener la condición de “ciudad bosque”.

El problema del mal estado de las veredas en algunos sitios podría solucionarse con la puesta en marcha de un programa entre el municipio y los vecinos para arreglar las aceras, como se hizo años atrás,  en calle San Juan, con muy buen resultado. Las acequias son otro tema, y ahí la cooperación ciudadana es prioritaria. Si no son usadas como depósito de la basura que arrojamos irresponsablemente en su interior, brindarán el servicio para el cual fueron construidas: dar la imprescindible humedad a nuestros árboles.

El tránsito vehicular se torna conflictivo en horas pico, congestionándose en el microcentro y cruces principales. Eso lo saben y asumen las autoridades que han admitido que se trabaja para hacer más llevadero el desplazamiento de automotores. Creemos que las condiciones mejorarán cuando concluyan trabajos de mejoras en arterias, como, por ejemplo, las que se ejecutan en la avenida San Martín. La celeridad de estos emprendimientos debe ser prioridad.

Otra ejecución es necesaria en la ciudad: la apertura de la calle Godoy Cruz para brindar mejor circulación vehicular al sentido este-oeste y viceversa. La continuidad por Roque Sáenz Peña hasta el parque General San Martín abrirá muchas posibilidades.

En cuanto a Mendoza ciudad resiliente, deben seguir ponderándose los riesgos sísmicos y desbordes por lluvias intensas derivadas del cambio climático.

La gobernanza urbana presenta aspectos destacables en la formulación de instrumentos de planificación por los municipios del Gran Mendoza, en la órbita del ordenamiento territorial coordinado a nivel provincial. Es de esperar que las comunas que integran el Área Metropolitana avancen en la certificación de la sustentabilidad de sus pujantes núcleos urbanos.

En síntesis, para seguir mejorando lo bueno y superando lo malo, los habitantes pueden aportar mucho convirtiéndose en custodios y usuarios racionales del equipamiento urbano, de las calles y de otros bienes públicos.

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