Inseguridad: por ahora más de lo mismo

Inseguridad: por  ahora más de lo mismo

La década kirchnerista ha sido duramente cuestionada -y con razón- por la ausencia de un plan para combatir el delito y el narcotráfico, dos de los principales flagelos que azotan a la sociedad desde hace muchos años.

La única medida que adoptó la ex presidente Cristina Fernández ocurrió en diciembre de 2010 y fue el envío de gendarmes al conurbano bonaerense.

“Vengo a poner en marcha este operativo Centinela que significará incrementar la presencia de nuestra Gendarmería en 24 partidos del conurbano bonaerense y que no presume abandonar la función natural de la Gendarmería, que es custodiar nuestras fronteras y la soberanía nacional”, aseguró la jefa de Estado al inicio del acto, trasmitido por cadena nacional.

Luego, en 2013, volvió a repetir la fórmula con el envio de más uniformados al conurbano. Nada más.

“Está bien enviar gendarmes al conurbano, pero es una medida de corto plazo”, afirmaba en aquél entonces, hace seis años y desde la oposición, la diputada nacional Patricia Bullrich.

Hoy Bullrich es la ministra de Seguridad y debió anunciar días atrás, luego de ser convocada por el presidente Mauricio Macri en un contexto de proliferación de los homicidios por intento de robo en el Gran Buenos Aires, el envío de más de 6 mil gendarmes a esa zona caliente del territorio bonaerense.

¿El gobierno nacional no tiene un plan integral para combatir la inseguridad, que aborde no sólo la faceta represiva sino la preventiva?

Cualquier especialista sabe que para abordar el problema seriamente, se lo debe hacer de manera integral. Es decir, partiendo de la prevención (terminar con la deserción escolar, erradicar o abrir las villas, acabar con la connivencia de la política y el fútbol con los delincuentes) hasta la represión (mas policías sin prontuario, mejor capacitados y con mejores y modernos recursos, nuevas leyes, impedir las excarcelaciones).

Un programa que también incluya la situación carcelaria. De poco sirve detener a un menor para enviarlo luego a un instituto de menores nefasto. O encarcelar a un delincuente de poca monta para que viva hacinado con asesinos en las patéticas cárceles bonaerenses.

Si no se consigue una resocialización de los presos (mediante trabajo, deporte y estudio de oficios), las unidades penitenciarias seguirán como hasta ahora cumpliendo la función de “escuela de delincuentes” y no, como debería ser, de un lugar de sanción que genere un arrepentimiento, una reeducación de quien cometió un delito, para que no lo vuelva a cometer.

Realmente sorprende que la respuesta al clamor social por la sucesión de homicidios a manos de delincuentes, sea la misma que utilizó el kirchnerismo.

El 1 de abril de 2004, Juan Carlos Blumberg -cuyo hijo fue asesinado al intentar escapar del cautiverio en el que lo mantenían sus secuestradores- convocó a una marcha ante el Congreso para reclamar por la inseguridad.

La masividad de la protesta provocó que el entonces presidente Néstor Kirchner preparara y anunciara inmediatamente luego un plan de seguridad junto a su ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Beliz.

Gran parte de la iniciativa quedó en la nada y Blumberg terminó enredado en la telaraña política.

El próximo martes, víctimas de delitos convocaron a una marcha contra la inseguridad en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada que habita Mauricio Macri, que promete ser multitudinaria.

¿Será, otra vez, un motivo real para que el gobierno nacional reaccione?¿Lograran esta vez los argentinos que un gobierno dé respuesta a sus reclamos con un programa en serio?

Fuente: DyN

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