“Me amenazaban con llevarse a mi hijo, que tiene 18 meses. Me decían que si no les daba la plata lo iban a vender a los gitanos. Yo no tenía dinero, pero ellos no me entendían”, recuerda Johana Cari (21) quien el miércoles por la noche fue víctima de cuatro ladrones que entraron a su casa de San Roque, Maipú. Les llevaron plata, electrodomésticos y una camioneta que todavía no aparece.
El atraco ocurrió cerca de las 21 cuando Johana, su bebé y su hija de tres años estaban solos en la casa que está en el interior de la finca López, ubicada en Roque Sáenz Peña al 1500 de Maipú. “Sentí ruidos y cuando miré por una ventana, vi una sombra. Como me dio miedo, corrí a mi habitación para llamar por teléfono a mi esposo. Pero el hombre ya estaba atrás mío. Nunca pensé que ya había entrado”, agregó la mujer que trabaja en la finca junto a su marido.
En ese momento aparecieron tres ladrones más. Los primeros habían ingresado a la vivienda por una ventana que da a un baño mientras que los otros lo hicieron por la puerta principal, después de que sus cómplices les abrieron. Al menos dos llevaban armas, recuerda ahora.
Tras eso, uno de los ladrones maniató a la joven madre y dejó a los dos niños junto a ella. Mientras esto sucedía en la habitación, sus cómplices revolvieron toda la vivienda en busca de dinero.
Durante esa recorrida se alzaron con dos LCD, una juguera, una afeitadora eléctrica, una Play Station, cuatro celulares y una aspiradora, entre otros objetos de valor. Todo eso lo cargaron en la camioneta Hilux que tenía la familia. Además se apoderaron de 3 mil pesos que Johana tenía guardados en su habitación y de cheques por un valor de 65 mil pesos que ya fueron denunciados.
Momento crítico
Como los ladrones no estaban satisfechos con el botín, comenzaron a exigirle a la víctima más dinero. “Ellos no entendían, yo no tenía nada más. Se los repetía pero no me hacían caso”, siguió la mujer. “Entonces me amenazaron con llevarse a mi bebé”, contó.
Así fue como uno de los ladrones alzó al niño y lo llevó al patio, lejos de la vista de la madre, que estada desesperada por la suerte de su pequeño. “Entonces lo escuché llorar y me lo devolvieron para que lo calmara”.
Pero cuando todo parecía terminar, los asaltantes redoblaron sus esfuerzos y volvieron con las amenazas.
“Llamaron por teléfono a un hombre y le dijeron que tenían un bebé y que cuánto le daban por él. Me hicieron escuchar la conversación, que tenían un comprador que les daba 25 mil pesos”, recordó en medio de la angustia.
Pero esa no fue la única amenaza: Johana debió soportar que le dijeran que iban a vender a su hijo a los gitanos o que se lo iban a llevar ellos para criarlo como delincuente.
“Me decían que no era el primer robo que cometían, que hace poco se había robado un fajo de dinero de otra casa y que incluso habían llegado a desenterrar plata que la gente tenía escondida. Después se volvieron a llevar a mi hijo”.
En ese momento se escuchó el motor de la camioneta y después silencio. Johana pensó que los ladrones habían cumplido su amenaza y comenzó a desatarse con los dientes. “Mi otra hija me preguntó dónde estaba su hermano y le respondí que se lo habían llevado. Entonces escuché un ruido y pensé que habían vuelto pero vi a mi bebé entrar a la habitación”.
Tras eso, Johana corrió hacia un vecino y pidió ayuda. Luego llamó a la policía. “Tengo miedo porque hoy me robaron a mí y la semana que viene seguro van a ir a alguna casa cercana”, terminó.
Casos que se repiten
No hace falta ir muy atrás para encontrar hechos con características similares. Aquí los últimos dados a conocer en las páginas de Los Andes.
Barrio El Cortijo (Luján). Varios sujetos sorprendieron a Carlos Arturo Montero y a su esposa Elizabeth Alicia Nievas, a los que encañonaron y bajo amenazas, que incluyeron la intención de secuestrar a una joven, se llevaron un auto y varios electrodomésticos.
Callejón Morelato (Maipú). Eduardo Marcelo Miranda y su hermana Nancy Liliana, recibieron la “visita” de varios delincuentes que no sólo los golpearon, sino que demostrando un ensañamiento inusual, le colocaron un cable con corriente al hombre para que dijera donde tenía escondida la plata. Al final escaparon con un auto y algunos electrodomésticos. La coincidencia, además de la violencia, es que en ninguno de los casos hay detenidos.