Hace 20 años la Copa Libertadores, Martín Palermo y Juan Román Riquelme establecieron un diálogo que alumbró un suceso legendario.
Por una parte, y a falta de segundos para que Boca elimine a River en cuartos de final, el "Loco" convirtió el gol bautizado como el del "muletazo". Por otra parte está el inolvidable caño que Román le propinó al defensor colombiano de River, Mario Yepes.
La alegoría traumatológica derivó de fuentes diversas: Palermo ocuparía un lugar en el banco de suplentes después de la rápida convalecencia y puesta a punto de la grave lesión que había sufrido el 13 de noviembre de 1999 en la cancha de Colón de Santa Fe.
Boca ya había jugado nueve partidos sin Palermo: seis del grupo clasificatorio, dos de octavos de final con El Nacional de Ecuador y el de ida con River por cuartos de final, en el Monumental, donde el milimétrico tiro libre de Juan Román Riquelme había resultado insuficiente para impedir una derrota de 2-1.
En ese contexto Palermo sería una carta de recambio que Bianchi no hesitaría en emplear, y como se descontaba que el miércoles 24 de mayo de 2000 estaría en el banco de suplentes local en la Bombonera, en la conferencia de prensa de rigor se consultó al respecto al entrenador de River, Américo Gallego.
"No hay problemas, si ellos ponen a Palermo, yo pongo a (Enzo) Francescoli", ironizó el "Tolo", en explícita alusión al crack uruguayo retirado en 1997.
Ya en la cancha y con la pelota en movimiento, River sufriría todos los problemas posibles y en cambio para Boca sería una noche perfecta, de fábula, incluida la de Palermo.
Abrió la cuenta Marcelo Delgado a los 14 minutos del segundo tiempo y a los 39 aumentó Riquelme, de penal, con lo cual Boca sacaba una diferencia que lo habilitada a jugar una semifinal con América de México, que el miércoles 17 había dejado en el camino a Bolívar de La Paz.
Antes del "muletazo", el propio Riquelme escribió una de sus páginas doradas: presionado por la línea de cal, hilvanó pisada y caño, de espaldas, ante un azorado Mario Yepes.
Años después, Riquelme pondría de relieve la integridad del defensor colombiano: "Siempre digo que tiene más mérito Yepes que yo, porque creo que cualquier jugador de fútbol hubiera pegado una patada. Él me siguió hasta el córner y no hizo nada. Creo que eso es más de hombre que haber tirado un caño en ese partido".
Pasados los 30 minutos de la segunda etapa, Bianchi indicó a Palermo que comenzara a calentar, desde las tribunas locales bajaron los aplausos y los cánticos de rigor, hasta que a los 36 salió el santiagueño Alfredo Moreno y entró el héroe de la película.
El árbitro Ángel Sánchez ya contemplaba dar por terminado el cotejo, Boca hilvanó la jugada con rúbrica de apoteosis: Sebastián Battaglia habilitó hacia atrás, a Palermo, que prácticamente no había entrado en juego y cerró el 3-0.
Ese gol consta en el top cinco elegido por el propio Palermo en una carrera que comprendió 297 anotaciones en 610 partidos, incluidos sus temporadas en Estudiantes de La Plata, Villarreal y Alavés de España y la Selección Nacional.