River tenía una final anticipada que seguramente ni el más pesimista hincha podía llegar a imaginar hace semanas atrás. Es que luego de haber iniciado el año a puro festejo con la obtención de un título, los dirigidos por Marcelo Gallardo quedaban al borde de la catástrofe en el certamen que señaló como su principal obsesión: la Copa Libertadores.
Habiendo perdido el primer compromiso y empatado los dos siguientes, el ‘Millonario’ llegaba a la cuarta jornada ubicándose último en el Grupo 6. Y éste último era el encargado de ponerlo a prueba en el mismísimo ‘Monumental’.
Para fortuna de los hombres del ‘Muñeco’ (quien miró el partido desde las tribunas al haber sido suspendido por dos fechas), su rival de turno se mostró sumamente desorientado prácticamente desde el minuto inicial.
Tan sólo tres minutos necesitó el local para darse cuenta de las facilidades con las que contaría, luego de que Rodrigo Mora se encontrara con la chance de cabecear en perfecta soledad ante un arquero que debería trabajar en demasía.
Un concierto de fallas y desatenciones era el fondo del elenco de Chiclayo que obligaba a su guardameta a convertirse en figura. Pero aunque dominaba con facilidad, River se mostraba muy ingenuo y no aprovechaba lo suficiente la debilidad de su adversario de turno. Para colmo de males, a los siete minutos sufría la prematura baja de un importante soldado: Leonel Vangioni se iría por un tirón en el isquiotibial izquierdo.
Pero la pasividad de Aurich sería mayor y el festejo llegaría por decantación. Fue antes de la media hora de juego cuando apareció Gabriel Mercado para corregir una pifia de Teófilo Gutiérrez y mandar el balón al fondo de la red. Con el atacante uruguayo como el más desequilibrante (y 'torcido' a la vez), fue el arquero Gallese quien impidió que el ‘Millonario’ se fuera al descanso con mayor comodidad.
Los goles que no se hacen...
En la reanudación, el local pareció no salir con el mismo ritmo, por lo que enseguida Matías Biscay (reemplazando al sancionado Gallardo) metió mano y mandó a la cancha al "Pity" Martínez. Recuperando así rápidamente el vértigo y la peligrosidad, River volvió a cascotear el área de un Gallese que parecía inquebrantable (al mismo tiempo Aurich merodeaba cada tanto el área rival).
Con un Mora demasiado errático, el que empezó a aparecer poco a poco fue Teófilo Gutiérrez. Sin embargo, tampoco sería la noche de un colombiano que parecía mufado: tres veces los caños le negaron el festejo.
Así, mientras River dilapidaba infinidades de chances de gol y sólo ganaba por la mínima un juego que tranquilamente podría haber estado goleado, en el final ocurrió un cimbronazo. A un minuto del final apareció Marcos Delgado para culminar una veloz contra y decretar el insólito empate. El 1-1 final dejó completamente desconsolado a un River que quedó al borde del abismo.
