Se inició el juicio contra la mamá de Guadalupe

Débora Di Falco, acusada de abandono de persona, dijo que le pagaba 20 pesos a la pareja para que cuidaran a su hija, que terminó muerta.

Se inició el juicio contra la mamá de Guadalupe
Se inició el juicio contra la mamá de Guadalupe

"Tenía dos hijos pero ahora ya no tengo más", contestó Débora Catalina Di Falco, madre de Guadalupe Di Falco, asesinada en 2010, a una de las preguntas de rigor que le hizo el tribunal en el inicio por la muerte de su hija.

Según lo consigna El Diario de La República de la vecina provincia, la joven con la voz quebrada, habló de su difícil infancia y entre sollozos contó que su madre la abandonó de pequeña. Los otros dos acusados por el crimen -Miguel Riquelme y Alejandra Videla- se abstuvieron de declarar.

El 14 de abril de 2009, Débora nuevamente embarazada, junto con su madre y su hija, Guadalupe, llegaron a la provincia de San Luis. La imputada sostuvo que vinieron a la provincia porque su madre tenía conocidos que las podrían ayudar, pero una vez en la ciudad de San Luis, no los pudieron encontrar. Es en este momento que la pareja (actualmente detenida) que había conocido a su madre cuando iban juntos a comer al comedor de una parroquia, le ofrecieron su casa para poder quedarse. Pero, al poco tiempo, la madre de Débora decidió irse, dejando a su hija y su nieta en la casa de Riquelme. "Yo le rogué que no me dejara ahí sola, embarazada, pero ella se fue igual", sostuvo.

Al momento de tener a su segunda hija, Fátima, la acusada manifestó que al perder sus documentos, Alejandra se ofreció a darle el suyo para que fuera al hospital y la tuviera con su nombre. Por lo que su hija, no llevó su apellido, y, según la acusada esta situación le provocó más temor todavía porque "tenía mucho miedo que me sacaran a mis hijas porque me prostituía y no tenía una casa propia".

Luego de tener a su segunda hija, dejó de trabajar en la calle y comenzó a hacerlo en un prostíbulo, y fue en esos momentos, cuando Miguel y Alejandra le empezaron a pedir más dinero.

La última vez que vio a Guadalupe, en marzo de 2010, la imputada sostuvo que "fui a la casa, me empezaron a exigir que les diera más plata, me dijeron que les diera a cada uno mil pesos, o no iba a ver más a Guadalupe. Yo los llegué a sentir como una familia, nunca me imaginé que le iban a hacer daño a Guadalupe, eran lo más cercano a una familia que conocía".

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