Inglaterra, ayudada por la experiencia conseguida con la brillante organización de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, espera poder brindar en 2015 un Mundial de rugby exitoso y rentable. Falta poco más de un año para el torneo, que arrancará el 18 de setiembre de 2015, y los mensajes son positivos sobre los preparativos.
La mayoría de personas que están en 'England 2015', el comité de organización, estaba en el de los Juegos Olímpicos. Es gente que está totalmente al día en los dispositivos de organización”, celebra Bernard Lapasset, presidente de la Federación Internacional (IRB).
La directora ejecutiva Debbie Evans, que conoce la receta para transformar un evento en éxito deportivo y comercial, es la cabeza de los organizadores olímpicos ahora centrados en el éxito de la cita suprema del rugby.
Los beneficios del próximo Mundial están estimados por la IRB en unos 190 millones de euros, un 60% más que los de la anterior cita en Nueva Zelanda. Sería un nuevo récord después de los 153,6 millones de euros generados en Francia 2007.
“Hay un dirigente británico que me decía con humor que había tomado el modelo francés de 2007. Pero cortando un 10% los gastos y aumentando los ingresos un 10%. Cuando los directivos bromean, sientes que hay tranquilidad”, añade Lapasset.
Las infraestructuras deportivas y los 13 estadios van por buen camino y la cuestión de las entradas es por ahora el gran desafío, ya que hay 2,9 millones de entradas por colocar para los 48 partidos.
“Tenemos estadios estupendos, gente que conoce muy bien cómo se organizan los grandes eventos y un público que siempre responde, con tasas de reservas excelentes”, celebra Lapasset.
Afortunadamente, ya que Inglaterra tendrá luego que enviar casi 100 millones de euros a la IRB, cuya financiación se cubre en un 95% por los beneficios generados en el Mundial.
Es por ello que en Leicester, por ejemplo, los organizadores han preferido el recinto de fútbol al del club de los Tigers, con menos posibilidades para unos altos ingresos.
También se optó por ese motivo por Gales y el inmenso Millennium de Cardiff. Pero la ciudad que más partidos acogerá será Londres, con tres estadios (Twickenham, Wembley y el estadio Olímpico). Tres escenarios emblemáticos e imponentes.
Entradas bajo vigilancia
Los organizadores han optado por una política de tarifas atractiva, con el objetivo de impulsar un apoyo popular masivo.
Los precios de las entradas se escalonarán así desde 19 a 900 euros, desde la fase de grupos a la final. Y el comité de organización ha reforzado también los sistemas informáticos para la venta de entradas, con el objetivo de evitar las compras masivas destinadas luego a la reventa.
“No me gusta ver las entradas como monedas de cambio. Prefiero que vayan a las manos de gente apasionada”, dijo la directora ejecutiva Evans.
El éxito de la competición pasará en gran medida por las actuaciones del XV de la Rosa, ya que la IRB espera contar con un gran apoyo y entusiasmo del público local.
Inglaterra tendrá un grupo especialmente exigente en la primera fase del Mundial, con Gales, Australia y Fiyi como rivales.
“Todo se desarrollará con o sin Inglaterra, pero para tener un ambiente mágico y apoyo de la población, estaría bien que el país anfitrión llegara lo más lejos posible”, afirmó el adjunto de Lapasset en la IRB, Brett Gosper, en declaraciones al diario británico The Guardian.