La impermeabilización de los cauces en Mendoza es una tarea de vital importancia para optimizar la cantidad de agua que viaja hacia los cultivos, especialmente en la última década cuando la crisis hídrica que vive la provincia ha puesto en riesgo la vitalidad de muchos viñedos y frutales, asunto que requiere de esfuerzo y nuevas tecnologías de riego.
En este contexto y con dineros del Departamento General de Irrigación, es que la gente de la Inspección del canal matriz Montecaseros, en San Martín, lleva adelante un proyecto propio de diseño, armado y colocación de placas de hormigón, con las que han comenzando a impermeabilizar las hijuelas de la zona, es decir, aquellos cauces menores que conducen el agua hasta el ingreso mismo de las fincas.
“Mire, yo no soy ingeniero y apenas tengo la escuela primaria, pero cuando no sé de algo me asesoro y es lo que hice”, cuenta con modestia don Rubén Guarice, jefe de la Inspección del canal matriz Montecaseros y, aunque a él no le guste reconocerlo, uno de los inspectores con más experiencia y entre los más escuchados por las autoridades de Irrigación.
Hace algunos meses, Guarice presentó a Irrigación un proyecto para impermeabilizar las hijuelas del territorio que está bajo su responsabilidad, una idea que fue aprobada, financiada y que ya ha dado sus primeros frutos.
“Irrigación puso el dinero y nosotros el trabajo; tenemos nuestros propios moldes para armar las placas y lo hacemos con nuestra gente”, dice el inspector y agrega: “También tenemos la colaboración de la comuna, que nos envía gente de cooperativas de trabajo para colaborar”.
Los paneles que está armando la Inspección Montecaseros son de hormigón, de unos ocho centímetros de espesor y de dos metros por uno. “Los armamos en esta época del año y durante los tres meses de invierno, con la corta de agua salimos a ponemos”, cuenta Guarice, cuyo trabajo de impermeabilización comenzó en la hijuela de calle El Ñango.
“Esta inspección tiene 10.000 hectáreas cultivadas y una decena de hijuelas principales; entonces hay que priorizar qué vamos a impermeabilizar primero y para eso, lo mejor es preguntar a los tomeros, que no es gente que esté metida en una oficina y que por eso conocen la zona; así fue como elegimos arrancar en El Ñango, donde hay muchos problemas de filtración”, apunta.
Los estudios indican que un canal de riego como el Montecaseros, hoy impermeabilizado en sus 14 kilómetros por Irrigación, tiene pérdidas por filtraciones que alcanzan al 20% cuando son de tierra; para el caso de las hijuelas, esas pérdidas pueden ser mayores y en algunos casos los valores se acercan al 40 por ciento, todo un desperdicio de agua que se filtra en la tierra.
“Se pierde mucha agua y es por eso que hay que hormigonar, aunque no es un trabajo fácil porque en El Ñango primero tuvimos que sacar 17 camionadas de basura del cauce, luego hubo que emparejar y volver a darle nivel para que el agua corra”, explica el hombre y vuelve con un viejo ejemplo: “No es fácil y a veces faltan recursos; conseguir que Irrigación impermeabilizara la hijuela de la Cuarta Chivilcoy me llevó nueve años de reclamos; allí, cuando era de tierra usted metía 1.100 litros de agua en el inicio y a la otra punta llegaban sólo 700, es decir que se perdían 400 litros en sólo nueve kilómetros de cauce”.
Guarice y su gente están en plena tarea de armar placas y con cada serie de moldes llenados con hormigón suma 64 metros nuevos de canal.
“Tenemos en depósito unas 200 placas y queremos hacer otras 200 más para que cuando llegue el corte terminar con El Ñango y después veremos por dónde seguimos si es que Irrigación nos manda la plata”, cuenta el hombre y cierra: “Hay crisis de agua y tenemos que ahorrar por donde se pueda”.
