El informe del Ieral cuantifica el Producto Geográfico Bruto (PGB), equivalente al PBI nacional, en u$s 18.760 millones para el año pasado, lo que arroja un PGB por habitante de unos u$s 10.000. El PBI p/h promedio nacional estaría rondando u$s 12.400. Esto implica que los mendocinos somos "más pobres" que el promedio de los argentinos, aunque siempre hay que tener cuidado con los promedios. Pero aún así la diferencia es significativa.
Otro aspecto importante es la composición del PGB, dividido en 10 sectores, lo que se denomina estructura económica. Aquí también aparecen datos para reflexionar, como que el sector "comercio", que incluye mayoristas y minoristas, restoranes y hoteles, aporta el 25% del producto. Es evidente el crecimiento de los rubros hoteles y restoranes, impulsados por un turismo creciente, y en proporción importante por visitantes de alto poder adquisitivo.
El informe destaca que la fuerte venta de automóviles nuevos ha influido en el crecimiento del sector
Es conocida la importancia del sector petróleo, en su etapa de extracción y refinación, que aporta el 16% del producto.
Llamativa es la participación de la actividad inmobiliaria, que aporta un 15%, sector que también muestra una importante expansión en los últimos años.
Los tres sectores citados representan el 56% de la economía local, en tanto la industria y el agro en conjunto el 15%.
En resumen, la estructura económica muestra una baja participación de los denominados "sectores productivos" y una alta de los sectores de servicios.
Otro aspecto inquietante que surge del informe es la situación del mercado laboral. Se destacan en particular "los problemas de creación de empleo que tuvo la economía provincial el año pasado donde la producción se expandió pero el empleo se contrajo", es decir, que estaríamos en una situación en que la economía crece pero creando muy poco empleo.
Dice el informe que "otro dato preocupante que presenta el mercado laboral, desde hace décadas, es el bajo porcentaje de fuerza laboral que tiene la provincia, es decir, la pequeña proporción de gente que, contando con las condiciones para trabajar, está dispuesta a hacerlo".
Técnicamente a este coeficiente se lo conoce como la Tasa de Actividad (TA) y se mide como el porcentaje que representa la Población Económicamente Activa (PEA) sobre la Población Total (PT).
Los datos muestran que desde los años '80 la TA en Mendoza ha estado por debajo del promedio de los aglomerados considerados por el Indec, situación que explica también que la tasa de desocupación esté siempre por debajo del promedio nacional.
Este hecho ha sido confirmado ahora con la publicación del Indec sobre el mercado laboral en el último trimestre del año pasado.
La tasa de desocupación en el gran Mendoza se ubica en 2,7%, pero tal como explica el Ieral ello se debe a una baja de la tasa de actividad (del 45,4% a 44,6%) en los últimos tres meses del año. Este asunto de la baja tasa de actividad en Mendoza en relación al país, que lleva décadas, convoca más que a economistas a sociólogos a encontrar una explicación. A contestar la sencilla pregunta de por qué en Mendoza más personas pueden vivir sin trabajar que en otros lugares del país.
Otra cuestión inquietante planteada en el informe es la ausencia de una evaluación económico-social de los proyectos de obras públicas. El esfuerzo fiscal por aumentar la obra pública requiere una importante reflexión, dice el informe.
Agrega que "lamentablemente desde hace muchas décadas, la evaluación y cuantificación del impacto económico-social no se realiza o al menos no se la conoce públicamente. Dadas las múltiples necesidades y urgencias de índole social, económica de infraestructura, es indispensable que en todos los proyectos públicos se evalúe cuantitativamente su rentabilidad económico-social de manera de poder elegir aquellos de mayor impacto para la sociedad".