El Parque Provincial Aconcagua alcanzará el verano próximo su visitante número 150.000. Así lo indica una proyección de las estadísticas oficiales, que registran un total de 145.335 permisos de ascenso y de trekking emitidos desde 1981 -año en que se inicia la serie histórica de datos- hasta la última temporada.
La cantidad de montañistas que visita el cerro cada verano se mantiene por encima de las 5.000 personas en forma sostenida (en los últimos 15 años). Por lo tanto se puede inferir que en enero o febrero de 2019 el Parque llegará al número redondo -y significativo- de 150.000 visitantes “oficiales”. Es decir, sin considerar a quienes trajinaron el cerro antes de que se comenzara a sistematizar la información, desde los caminantes incaicos a los andinistas pioneros, pasando por un buen número de militares.
El ticket de los “150k” podría ir a una mujer u hombre argentino que pase solamente un día caminando en el Aconcagua, sin llegar al campamento base de Plaza de Mulas. O a un montañista extranjero que pase dos semanas en el cerro para intentar alcanzar la cumbre. Pura especulación, claro, pero con base estadística: durante la última temporada (2017-18) se otorgaron 3.144 permisos de ascenso, número casi igual a los 3.141 permisos de trekking emitidos, según datos de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR) de Mendoza.
El total de 6.285 permisos extendidos el verano pasado confirma que el número de visitantes está volviendo a crecer, tendencia que comenzó (tímidamente) en 2016-17. En porcentajes, la última temporada muestra una suba de 4,4% con respecto a la anterior. Esto ocurre tras una marcada retracción desde los años récord, en la década del 2000 (cuando se entregaban más de 7.000 permisos por temporada).
Trekking y escalada
Las actividades elegidas parecen un poco más oscilantes. Este año la estrella fueron las expediciones a la cumbre, que traccionaron el incremento (subieron casi 10%). En cambio, los programas de trekking hasta los distintos campamentos base decrecieron mínimamente. Pero en la temporada 2016-17 habían sido estos circuitos los que impulsaron el regreso de las cifras positivas.
Por otro lado y como viene sucediendo hace años, en 2017-18 quienes buscaron la cima fueron mayoritariamente extranjeros (81,8%). En especial los montañistas estadounidenses, que con 605 permisos adquiridos siguen siendo, por lejos, los principales “clientes” del cerro. En segundo término, y siempre en referencia a los permisos de ascenso, se ubican los argentinos (571 andinistas) y bastante por debajo el Reino Unido (159) y Brasil (147 permisos). Un dato llamativo es que de los 571 permisos de ascenso para argentinos, 357 fueron otorgados a montañistas “civiles”, y los otros 214 correspondieron a integrantes de las Fuerzas Armadas.
Para los circuitos de trekking de uno, tres o siete días, en cambio, el predominio es nacional (49,4%, 74,3% y 66,9%, respectivamente). Las estadísticas de la DRNR no diferencian entre mendocinos y visitantes de otras provincias. Pero quienes conocen el cerro señalan que durante el verano pasado muchos mendocinos buscaron el trekking a Plaza Francia, un programa de tres días que permite llegar a la base de la impactante Pared Sur del Aconcagua.
Una montaña de basura
Hasta la década de los '80, el cerro Aconcagua era controlado por el Ejército Argentino, que supervisaba las ya numerosas expediciones y realizaba los rescates. En 1983 un grupo de andinistas, prestadores de servicios y funcionarios mendocinos impulsó la creación del actual Parque Provincial (mediante el decreto-ley 4807/83). Esta norma y otras posteriores, como la Ley 6.045, crearon el marco de conservación vigente.
Sin embargo, la reserva no cuenta aún con un plan de manejo integral que logre articular las visiones que conviven en esta montaña: criterios ambientales, de uso público, administrativos, de desarrollo turístico, comerciales. El año pasado se completó un un plan de gestión y uso público, elaborado por una consultora privada a instancias del Gobierno. En estos días las autoridades ambientales están debatiendo este plan con los actores civiles nucleados en la Comisión Asesora del parque.
El manejo del impacto humano es probablemente el mayor desafío del Aconcagua. Así parece indicarlo la verdadera montaña de basura que se genera cada temporada: sólo en el último verano, las empresas de servicios para andinistas retiraron casi 44.000 kilos de residuos, y el Parque evacuó 24,900 k de materia fecal. “Desde al año 2001 -indica el informe de la DRNR- se han evacuado más de 375.000 kg de materia fecal. Y desde 1990 más de 1.170.000 kg de basura doméstica”.
Un patrimonio natural
- El cerro Aconcagua (6.960,8m) es la mayor elevación de los Andes y del continente americano. Es también la montaña más alta del planeta, exceptuando las cordilleras asiáticas como los Himalaya y Karakoram. El macizo del Aconcagua se encuentra íntegramente en Mendoza, ya que sus glaciares y cursos de agua se dirigen hacia el Océano Atlántico y no integran la línea divisoria de aguas.
- La preponderancia del monte ya era reconocida en tiempos prehispánicos, como lo testimonia el hallazgo de un enterratorio incaico a 5.000 metros de altura. En tiempos más recientes, desde el primer ascenso a la cumbre documentado (en 1897), la montaña ha sido un polo de atracción para exploradores primero, deportistas luego y finalmente turistas.
- El Parque Aconcagua es uno de los grandes patrimonios naturales de la Argentina, y sobresale porque mantiene su jurisdicción provincial, en lugar de ser un Parque Nacional (donde la soberanía y la autoridad de aplicación pasan a ser de la Nación).
- El concepto de las “Siete Cumbres” -subir las montañas más altas en cada continente-, que se popularizó en Estados Unidos desde mediados de los 80, atrae a numerosos montañistas internacionales. El Aconcagua es la segunda elevación de las “Seven Summits”, por debajo del monte Everest (8.848m).
