¿Cuántas veces se ha dictado ya el decreto de muerte sobre las salas de cine? El consumo tradicional de películas se mantiene, en esencia, tal como surgió desde sus inicios en esos antros parisinos de fines de 1895 y principios de 1896: una sala a oscuras, con asientos, a la que se accede mediante el pago de una entrada. Un sistema que las “multisalas” nacidas en los ’90 en los shoppings han potenciado.
Las cifras de los últimos años (difundidas por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) muestran en Mendoza (y en la país) un incremento en la afluencia del público a las salas de cine, aunque comenzaron a mostrar un descenso el año pasado.
Con una tasa de 0,98 entradas por habitante, Mendoza se encuentra séptima en el ranking nacional, por debajo de grandes centros poblacionales como Ciudad de Buenos Aires (3,42 entradas por habitante), Provincia de Buenos Aires (1,19), Córdoba (1,12) o Santa Fe (1,11), pero también de regiones menos pobladas que, para sorpresa de algunos, son grandes consumidoras de cine en salas, como Neuquén (1,62 entradas por habitante) o Tierra del Fuego (1,60).
En líneas generales, si analizamos la afluencia de los mendocinos a las salas de cine de 2010 a 2017 a partir de la tasa de entradas (recordemos: la cantidad de tickets emitidos dividido por la cantidad de habitantes), el número ha ido por lo general en crecimiento, aunque luego de una mínima fluctuación ya experimentó un leve descenso, por debajo del punto, el año pasado. Si en 2010 la tasa en Mendoza era de 0,79 entradas por habitante, en 2015 se produjo el mayor pico, con una tasa de 1,25, para descender al año siguiente a 1,11 y en 2017 aún más, hasta 0,98.
Ahora bien, ¿cuáles podrían ser las razones que expliquen tanto el crecimiento como el leve descenso? No es sencillo hacer una criba que nos permita saberlo. Pero sí hay datos que nos dan pistas de qué pudo suceder. En 2014, por ejemplo, se produjo un fenómeno particular: una película de producción argentina fue la más atractiva para el público de nuestro país. Hablamos de "Relatos salvajes", de Damián Szifrón, un filme cuyas cifras de entradas vendidas no sólo fue excepcional para una película nacional, sino para una de cualquier latitud (casi 4 millones, el doble que la animada "Frozen", la segunda más vista ese año en nuestro país pero que a la vez es la película más taquillera de toda la historia en el mundo). En un año en el que también figura entre las 10 más vistas la comedia "Bañeros 4: rompeolas", no sería descabellado pensar que una buena manera de atraer al público argentino a las salas es, precisamente, con buenas películas nacionales.
Esto no obsta para que, sin embargo, la cinta más vista de la última década (en realidad, entre 2007 y 2017, último año con cifras completas) haya sido "Los Minions", de 2015, la segunda cinta más taquillera de la historia mundial. En el top 10 de esa década es interesante ver que sólo tres títulos ("Relatos salvajes" y dos entregas de "Rápido y furioso") no son cintas infantiles. Es que, se sabe, las películas para niños arrastran a las salas no sólo a los pequeños interesados a ver la película, sino también a sus padres, multiplicando así las cifras.
Ranking de películas más vistas en la última década (Incaa)
Si regresamos a los números exclusivos de Mendoza, y al leve descenso con respecto a los años anteriores en cuanto a la tasa de compra de entradas, las respuestas son más difusas. Sin embargo, la situación económica, acompañada por la difusión de canales de acceso legal al cine (como las plataformas de streaming, de éxito creciente) tal vez expliquen la baja de 2017. Quizá sea esta una nueva arremetida que el cine tradicional deba enfrentar para seguir vigente, como hasta ahora.