Como es sabido, cada pareja es un mundo. Pero si bien la infidelidad en las parejas existe desde tiempos remotos, hoy algunas parejas prefieren blanquear (de algún modo) el deseo que tienen hacia otra persona. Para aquellos que son celosos o muy conservadores, este tipo de relación es algo que no se concibe desde ningún punto de vista.
Sin ir más lejos, están los que prefieren ser engañados sin enterarse, porque como dice la frase popular: “ojos que no ven, corazón que no siente”.
Lo cierto es que hay un gran debate entre los que jamás concretarían este tipo de práctica y los que confiesan haberla practicado y les funcionó para componer una pareja que no estaba en su mejor momento, para valorar a quien tenemos todos los días a nuestro lado y también para separarse definitivamente.
El licenciado en Psicología Gabriel Genise de Fundación Aigle y UFLO, explica que: "La concepción de la pareja hoy en día es muy diferente a como se pensaba el matrimonio un tiempo atrás. Tal vez antes las personas tenían mucho más presente la mirada del otro, la posible condena social que podrían llegar a sufrir en caso de hacer algo fuera de lo establecido".
Recordemos que en la época de nuestros abuelos esta infidelidad permitida se sabía, también tenía conocimiento la propia esposa, la diferencia es que estaba mal visto separarse entonces la gente no se divorciaba con tanta facilidad como en los tiempos que corren, en donde es posible hasta el divorcio express.
Por otro lado, con la aparición de la virtualidad, esta infidelidad permitida o no se hizo más accesible, por las redes sociales; también por las aplicaciones dedicadas especialmente al levante, a reencontrarse con algún amor del pasado o a hablar íntimamente con quien vemos todos los días, por ejemplo en el ámbito laboral, y nos permitimos decir todo lo que no nos animamos face to face detrás de una pantalla.
Hay parejas que habilitan que cada miembro tenga relaciones con otros a modo de entender que eso es solo sexo y no hay amor. Una modalidad curiosa de parejas es la polyamorous (término en inglés) que en el español significa “poliamor”, un neologismo que define el hecho de que se permite tener más de una relación íntima, amorosa sexual y duradera de manera simultánea con varias personas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados.
Genise agrega respecto a estas prácticas que: “los jóvenes se permiten pensar la idea de que tal vez sea muy complicado estar con alguien para toda la vida, por lo que intentan escapar o buscar alternativas al deseo sexual. Estas parejas tienen en claro que ellos se aman pero ambos habilitan que cada uno tenga relaciones con quien quiera, como quiera, cuando quiera, pueden tener múltiples parejas pero siempre y cuando ellos sean la pareja central. Es complejo pensarlo en una sociedad como la nuestra, pero no es menos cierto que esto existe”.
Los argentinos y la sexualidad
Cecilia Borghetti, psicóloga y sexóloga clínica (directora del site Sexología Actual), nos ayuda a entender un poco más cómo vivimos los argentinos un tópico que para algunos sigue siendo un tema tabú.
“Quizás lo deseaban, fantaseaban, y por ser fieles a los mandatos heredados respecto al sostenimiento de la monogamia, no se atrevían. Pero un día deciden pasarlo al plano de la realidad, entendiendo que la monogamia es una opción de relacionarse, pero no es la única. Se animan y finalmente les resulta y lo pueden llevar adelante. Les parece altamente excitante saber que sus parejas están con otras personas. Hay parejas que lo prueban y ninguno de los dos se sienten cómodos con este juego o sólo a un integrante le funciona entonces deciden no continuar".
“Si esta práctica se propone como una alternativa más, cabe preguntarse entonces: si ambos integrantes acuerdan este nuevo modo de relacionarse y deciden abandonar la monogamia, ¿se puede hablar de infidelidad?".
“Hay una regla de oro al entrar en este tipo de juego amoroso y es mantener una comunicación fluida y sincera. Esto incluye establecer un pacto de confianza donde esté delimitado lo que sí está permitido y lo que no. Por ejemplo, no enamorarse de esa otra persona (aunque a veces es un arma de doble filo porque puede ser inevitable). Las reglas las pone la pareja".
“Es muy importante el consentimiento de los dos, ya que como se observa en el consultorio, muchas consultas surgen cuando los pacientes se sienten forzados a entablar relaciones con un tercero impulsado por el otro con el objetivo de no perder a quien ama, en ese caso no sería fidelidad permitida, sino hacer todo lo que esté a nuestro alcance para perder a ese otro que si no respeta nuestras opiniones tarde o temprano terminará el vínculo”.