Hace algo más de una década, la Argentina recibió una bofetada monumental con el suicidio del Dr. Favaloro. Al parecer, el país no acusó recibo de tal desgracia y por el contrario con una actitud digna de mejor propósito, ha puesto ahora la otra mejilla para nuevamente ser cacheteada por la realidad.
Me refiero al infanticidio cometido hace pocos días en nuestra provincia.
No voy a cometer el lugar común de culpar a diestra y siniestra por tan horroroso acontecimiento, pero como ciudadano me creo en el deber de llamar la atención al primer eslabón en la cadena de instituciones que deben parar esta locura. Y en nuestro caso mendocino, creo que la Legislatura debe adoptar con responsabilidad y premura las medidas pertinentes para evitar estos casos demoníacos.
Basta ya de contemplar los horrores y dejar que el tiempo los eche al saco del olvido. Que se dicten las normas claras e inequívocas que no admitan subterfugios ni pretextos para entregar a los niños a sus verdugos.
Sin dilación, señores legisladores mendocinos, ¡a los hechos! Olvídense de la politiquería barata y cumplan su deber, pues otro crimen alevoso como el sucedido los hará cómplices y encubridores ante la opinión pública.
Demuestren que la Legislatura vale la pena o que más vale tirarla al tacho de la basura. Uds. tienen la palabra. Los mendocinos los estaremos mirando.
Carlos Pérez Salinas - DNI 18.905.369
