El 28 de diciembre del año pasado tuvo lugar en Malargüe la audiencia pública convocada por el Gobierno en la que se discutió el procedimiento de extracción de hidrocarburos por fractura hidráulica (fracking). Tras esto, el 9 de marzo de este año el Ejecutivo publicó en el Boletín Oficial el decreto 248, que reglamenta la actividad en Mendoza.
Desde entonces -y pese a algunas voces críticas- todo transcurrió tranquilamente para el Gobierno. Pero la calma -inesperadamente para el oficialismo provincial- acabó el lunes: una multitudinaria manifestación en Alvear convocada por las redes sociales, una fuerte campaña viralizada en estos medios y hasta el involucramiento de algunos intendentes en el tema son apenas algunas de las consecuencias de la "tormenta" que sacude a la provincia.
A raíz de esto y tras 24 horas (el martes) de incertidumbre sobre cómo contrarrestar estas voces opositoras a la política ambiental oficial, desde el Gobierno salieron ayer a defender la actividad y destacaron que es algo que se practica desde hace 50 años en Mendoza.
Además, argumentaron que -para inyectar en las fisuras de las rocas buscando que éstas se expandan y se libere el petróleo- se utiliza agua “de formación”, que viene contaminada con petróleo y que no puede ser tratada ni reutilizada.
El secretario de Ambiente, Humberto Mingorance; el subsecretario de Energía y Minería, Emilio Guiñazú; y el mismísimo gobernador Alfredo Cornejo fueron las voces designadas para la "contraofensiva" hacia los ambientalistas.
“Todo lo hacemos en el marco de la ley, reglamentando una actividad histórica. El fracking no tiene más o menos riesgo que cualquier otra actividad industrial. Es una actividad más que tendrá sus rigurosos controles”, aseguró Mingorance, quien hasta acusó de hacer “terrorismo” a quienes difunden la información sobre las supuestas consecuencias de esta práctica.
Entre las voces más visibles que critican la técnica se destaca la de Eduardo Sosa, consultor ambiental especializado en fracking y ex jefe de gabinete de Ambiente hasta diciembre.
“La audiencia pública fue armada, y cuando se aprobaron los pozos (NdA: como prueba piloto se está trabajando en 4 exploraciones de Malargüe), la gente empezó a notar que Mendoza es el único lugar del mundo donde se aprobó en secreto y en 5 días una práctica que en muchísimos países está prohibida”, sostuvo.
“Más grave que discutir el decreto y el tema ‘fracking sí, fracking no’ es la ilegalidad, la arbitrariedad manifiesta, el secreto y la rapidez con que el Gobierno aprobó el decreto. Esto va a traer consecuencias legales”, denunció.
Fuego cruzado
El área de concesión Puesto Rojas (Malargüe) está comprendido por los yacimientos Puesto Rojas, Cerro Mollar y Puesto Adobe. Todos tienen más de 100 pozos y es la empresa petrolera El Trébol la que tiene su concesión.
El lugar se encuentra 21 kilómetros al norte de la ciudad de Malargüe, por la ruta nacional 40; la ruta 222 -que conecta la 40 con el complejo Las Leñas- atraviesa de este a oeste el área en estudio en su parte media. Ésta se encuentra 405 kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza.
Los cuatro pozos donde ya se está trabajando con fracking se encuentran en el yacimiento Puesto Rojas concretamente.
"No hemos aprobado la técnica del fracking, sino que la hemos regulado y reglamentado. La práctica ya está aprobada por la Ley Nacional de Hidrocarburos", aclaró Mingorance a Los Andes. El secretario de Ambiente destacó que la única reglamentación que existía a nivel nacional era de Neuquén, "pero es muy light para nuestros parámetros ya que Neuquén dispone de más agua".
El funcionario insistió en que la estimulación hidráulica se viene practicando hace años en Mendoza. “El petróleo convencional -que sale de manera natural o por bombeo- en algún momento estuvo en una roca también. Por temblor, el gas, el agua y el petróleo se libraron. Esto ocurre en las formaciones convencionales, que no son tan profundas. Pero las formaciones no convencionales están a más de 2.800 metros de profundidad, y en esas rocas el gas o petróleo no alcanza a librarse naturalmente. Entonces se las fractura con presión del agua, se estimula la fisura natural y cuando esto ocurre, el gas y el petróleo buscan liberarse. Y lo hacen por el mismo ducto por el que se hizo la inyección”, explicó Mingorance, quien descartó que se utilicen explosivos y aclaró que en Mendoza sólo se extraerá petróleo.
“Hace 50 años se viene trabajando con esta técnica, con menos presión, y se estimulan las formaciones convencionales ya fisuradas. La técnica es la misma, lo único que cambia es la presión hidráulica”, insistió.
“En Mendoza se está haciendo una prueba piloto con cuatro pozos ubicados en el Puesto Rojas. Y en ellos se ha utilizado agua de formación, que es aquella que surge con el petróleo cuando sale de las formaciones y que no sirve para riego o consumo. En tres de esos pozos, 75% del agua utilizada es de formación y sólo 25% es agua dulce (con el aval de Irrigación): mientras que en el cuarto pozo se inyectó 100% agua de formación”, agregó.
Sobre la nueva ofensiva de críticas al fracking, Mingorance aclaró que en todo momento se dio participación a los ambientalistas y que se les solicitó que -si tenían- llevaran pruebas científicas de las consecuencias de su práctica.
“Pero no presentaron nada. Ahora han empezado a trabajar por otro lado. Lo que están haciendo es terrorismo, porque es gente que busca generar miedo”, acusó. Y también vinculó muchas de las acusaciones a un factor político y oportunista.
“La empresa El Trébol trabaja de forma muy seria, genera fuentes de trabajo. Y entre 2018 y 2019 piensan invertir 100 millones de dólares. Tenemos un déficit sustancial en la matriz energética. Este no es un capricho de empresas o del gobernador”, sintetizó el funcionario, y destacó que además de los cuatro pozos la firma tiene en estudio para estimular 7 zonas más en el mismo lugar.
Pero Sosa no ve como algo casual u orquestado la reacción popular de los últimos días. "En estas situaciones se ve la capacidad de respuesta de la sociedad. Y en lo que tiene que ver con el agua, es fuerte. El tema de la minería surgió en 2003 y las primeras manifestaciones grandes fueron en 2005; con su tope en el 2007 con la ley 7.722. Con el fracking es ahora cuando la ciudadanía ha entendido que es riesgoso para el recurso hídrico y para otras actividades que comparten el uso del agua", se explayó el licenciado en Gestión Ambiental.
Sosa incluso recordó que, siendo parte aún del Gobierno, se enteró de forma tardía de la aprobación de esta técnica. "El Gobierno aprobó el fracking en 5 días y sin tener ningún estudio técnico. Se hizo totalmente en secreto, tan en secreto que yo -siendo jefe de gabinete de la secretaría de Ambiente- no me enteré que el secretario de Ambiente y la directora de Protección Ambiental habían ido a presenciar la primera fractura hidráulica que se hizo en la zona el 26 de julio del 2017. No le dijeron a nadie, y salió publicada la aprobación de esa acción en el Boletín Oficial el 31 de julio del 2017", reconstruyó el ex funcionario, quien aseguró que hay un quinto pozo no declarado donde también se está trabajando con este método.
“Hay un guión en los funcionarios que pretende instigar al movimiento ambientalista. Ellos dicen que hay fracking hace 40 o 50 años, y eso es verdad. Pero antes no se hacía sobre el tapón de roca ni con la presión y la calidad del agua de ahora; y se hacía sin el cóctel de químicos que se está utilizando”, advirtió.
Y desmintió que el agua “de formación” que se inyecta no se pueda tratar y potabilizarse: “El problema es que el agua que se usa vuelve contaminada a la superficie. Y ahí está el punto débil: no hay capacidad ni logística para tratar y gestionar el agua contaminada con tóxicos (decenas de químicos concentrados en más de 300 fórmulas comerciales, algunas secretas) . Entonces se inyecta, y esto puede generar sismos de magnitud importante. Romper la roca en ese momento puede generar sismos y hasta terremotos, está demostrado”.
“Ambiente no tiene capacidad para controlar, y a eso se suma que es difícil acceder a los pozos”, concluyó Sosa.
Del audio de Whatsapp a la respuesta oficial
Entre tanta información difundida durante los últimos días y vinculada al fracking, sobresale un audio de WhatsApp de más de 10 minutos en el que se enumeran una gran cantidad de versiones y teorías sobre lo que produciría la fractura hidráulica en Mendoza y las intenciones “ocultas” el Gobierno. La mujer que lo ha grabado destaca -entre otras cosas- que Mendoza es “un pueblo sacrificable” para apoderarse del petróleo y la energía.
Consultado al respecto, el subsecretario de Energía y Minería, Emilio Guiñazú, señaló algunas posibles razones por las que alguien pudo haber “producido y guionado el audio con la expresa intención de sembrar miedo”.
“El ambientalismo paga muy bien políticamente. Todos van a estar siempre a favor del ambiente, pero cuando ocurren estas cosas se desvían las preocupaciones legítimas y se genera un fanatismo o miedo, producto del desconocimiento”, indicó. Y también lo vinculó a una “utopía social, un grupo de la sociedad idealizado en un modelo de desarrollo social que elige pegarle a quienes ellos entienden que son los responsables de motorizar la infraestructura de consumo”.
Sin embargo, el funcionario señaló que sólo son hipótesis y descartó que exista cualquier tipo de “plan conspirativo”.