El frío ha comenzado a apoderarse del sur mendocino y las mañanas ya son crudas, con temperaturas inferiores a los 6 grados. Es difícil mantenerse a la intemperie sin abrigo y mucho menos dormir al aire libre en las noches. Es casi inhumano pero hay personas, y cada vez más, en situación de calle que no tienen opción y deben encarar esta situación como pueden o como están acostumbradas, según ellas mismas. Aunque muchos consideran que es incomprensible esto existe en la ciudad de San Rafael, como en muchas otras partes. Así es el caso de un grupo de hombres de mediana edad, algunos muy jóvenes, que viven en las inmediaciones de la nueva terminal de ómnibus, atrás del Museo Ferroviario, sólo protegidos por unos frondosos aguaribay (pimientos) y un bordo de un viejo terraplén ferroviario.
"No tenemos otro lugar", asegura uno de ellos. "Algunos de nosotros estamos enfermos y no tenemos otra que aguantar", agregó.
Lo cierto es que ya han sido erradicados de ahí por la comuna local y ubicados en el Parque Norte o en algún distrito, lejos de las miradas indiscretas y del paisaje que rodea a las modernas avenidas, a la nueva terminal y cerca del Centro Integrador Universitario que ya luce su flamante estructura casi terminada.
"Nos llevaron al Parque Norte pero ahí nos queda muy lejos para hacer las changas de las que vivimos", asegura otro temeroso de los medios porque aseguran "nos sacan o nos corren de acá cada vez que salimos en la televisión o los diarios. Pregunten a los vecinos si molestamos. Nosotros no perjudicamos a nadie y muchos vecinos están contentos de tenernos acá porque de alguna forma cuidamos sus casas", asegura otro.
Las historias personales son similares y nacen en problemas familiares sin solución o en que la vida los llevó a quedar solos, sin ningún consanguíneo que pueda ayudarlos. "Mis padres murieron y mi única hija se fue a Estados Unidos y no la vi más", cuenta uno de ellos. Y los relatos se repiten.
"Habría que conseguirle una pensión o jubilación a él (José Luis Neira, 38) señala Cristian Javier Esquivel que para nada está bien ya que soporta ataques de epilepsia, según afirma y tiene problemas de movilidad.
Alejandro Durán (29) dice padecer esquizofrenia y afirma ser psicótico. Todos, cabe destacar, tienen problemas de documentos. Uno de ellos relata que los perdió cuando dormía en una acequia cercana y llegó sorpresivamente agua que inundó su improvisada cama llevándose su documento.
Sin solución
El director de Desarrollo Social de la Municipalidad, Jorge Pizarro, admitió conocer cada uno de los casos pero afirmó que estos hombres "son reacios a dejar el lugar y no concurren cuando se les saca un turno en el médico o en el Registro Civil. No podemos hacer más nada.
a hemos puesto la denuncia en el Juzgado de Faltas y estamos esperando que actúe", dijo el funcionario sanrafaelino. También afirmó que los hombres instalados en este lugar como en la Plaza 9 de Julio y en el Parque Hipólito Yrigoyen han sido visitados por asistentes sociales, afirmación que los indigentes, como se definen algunos de ellos, dicen que no han recibido atención. Sólo admiten haber sido trasladados a otros lugares pero que se les dificulta el traslado hacia la ciudad para realizar las "changas" con las que sobreviven.
Mientras preparan un poco de verduras hervidas que suele regalarles la gente, relatan que también suelen recibir ayuda de jóvenes de una iglesia. "Vienen y nos traen viandas dos veces a la semana", dicen.
En la despedida reiteran sus temores de ser sacados de estos sitios a causa de "la nota en el diario. Esperemos que no nos lleven a ningún lado o nos manden a la Policía como suelen hacerlo".
Lo cierto es que nadie soluciona este fenómeno que crece cada día en distintos lugares del departamento y como afirman especialistas en el tema, no sólo hay que trasladarlos de un lado a otro para que no "molesten" sino que hay que buscar una solución integral y tratar debidamente a esta gente en situación de calle.