Independiente Rivadavia: de la cabeza a los pies

La Lepra perdió esa mística de torcer historias adversas. La crisis es más anímica que futbolística.

Independiente Rivadavia: de la cabeza a los pies

Independiente jugó algunos partidos mejor que otros. En muy pocos fue un obra de terror (All Boys en Floresta, Brown de Adrogué, Central Córdoba en Santiago del Estero) y si bien no pudo completar nunca 90 minutos brillantes, mostró alto vuelo en varios pasajes del torneo (los complementos con Ferro en Caballito. en Jujuy y con Brown de Madryn en el Gargantini o esos primeros 45’ ante Atlético Paraná).

Es decir, este plantel ya dio sobradas muestras que está a la altura de esta B Nacional, algo de lo que no pueden jactarse demasiados equipos del Azul.

Lo que deja de manifiesto, además, que el problema no es futbolístico. Las ruinas habitan en la cabeza. La seguidilla de once encuentros sin conseguir victorias hizo mella en el entusiasmo, en el ánimo, y esa mochila que va sumando desgracias ya se hace insoportable.

Y en este punto es donde radica el interrogante más importante por éstos días: ¿tiene Alfredo Berti la capacidad de motivar a sus futbolistas para este tramo final donde se van a definir los descensos? Berti podrá ser o no un gran técnico, podrá trabajar muy bien durante la semana pero hoy la solución de Independiente no hay que buscarla en los pies.

El brebaje tiene que curar las heridas del alma, las del ego, las del maltratado orgullo. El Independiente versión 2016 era capaz de torcer cualquier historia adversa, se imponía al infortunio con un coraje demoledor, una convicción única que lo llevó a sumar 11 puntos en los últimos 5 minutos. Derrochaba optimismo. Sólo ese arrojo, esa resistencia puede evitar lo que para muchos parece inevitable.

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