La Justicia Civil ordenó que el Gobierno provincial indemnice a un joven que perdió un ojo y los sueños de ser boxeador profesional, luego de que un uniformado le disparara con postas de goma durante una batalla campal entre policías y vecinos de un barrio "caliente" de Godoy Cruz.
El ex deportista -su nombre se preserva por su seguridad- deberá recibir 1.942.000 pesos. De esa suma, le corresponden 1.700.000 pesos por incapacidad, 230.000 por daño moral y 12.000 por gastos de tratamiento psicológico, según determinó la jueza Jorgelina Iermoli.
Cuando perdió la totalidad del ojo izquierdo, la víctima tenía 20 años y era considerada por sus entrenadores como una verdadera "promesa" del box: el joven había ganado varios torneos amateurs en los que había participado.
Tras la lesión debió pasar por varias operaciones, sufrió desequilibrios psíquicos por la pérdida de la visión y, obviamente, debió colgar los guantes.
Trifulca barrial
En marzo de 2015 se produjo en el barrio Pablo VI de Godoy Cruz una trifulca entre los vecinos y unos policías que pretendían trasladar aprehendido a un menor que resultó ser el primo del ex deportista y que nada tenía que ver con el hecho investigado. Los efectivos entraron a la vivienda de la abuela de los jóvenes y se llevaron al menor.
Entonces los vecinos le tiraron "con todo" al móvil policial: ladrillos, botellas, piedras y hasta un par de balazos.
Los tres efectivos de la comisaría 52 que estaban en el lugar contestaron con una escopeta con postas de goma, cuyos proyectiles dieron contra el frente de la vivienda de la abuela del ex boxeador.
En un momento, cuando los uniformados estaban retirándose, el joven se asomó por la ventana de la casa de su abuela y recibió una descarga de municiones de goma.
Un proyectil le impactó en el ojo izquierdo, lo que le produjo un dolor insoportable y un profuso sangrado. Otros balines le dieron en el bíceps del brazo derecho, cerca de la axila, en el lado derecho de la base del cuello, en el pecho, en la mandíbula derecha y en el lado izquierdo de la nariz.
El fallo
Tras recuperarse, el ex deportista inició una acción civil a través de los abogados Nicolás Sosa Baccarelli, Leandro Rodríguez Pons y Juan Lavado.
El Gobierno contestó afirmando que el chico "desarrolló una conducta contraria a las órdenes impartidas por personal policial, sin que ello haya tenido como consecuencia algún tipo de agresión o lesión que hubiere sido infringida por aquella".
Pero la jueza civil Jorgelina Iermoli consideró en su fallo que, tal como dijo el fiscal actuante, "resultaba indiscutible" que uno de los policías efectuó el disparo que hirió en el ojo y, por otra parte, el herido nunca participó de la trifulca.
"La conducta de la Policía no fue contraria a derecho –pues la respuesta policial me impresionó como proporcionada a la revuelta provocada por los vecinos-, lo dirimente es que la víctima no tenía el deber jurídico de soportar las consecuencias perniciosas de ese accionar; pues tal como el Sr. Fiscal de Instrucción apuntó, no existe ningún indicio de que hubiera delinquido ni antes, ni durante el tiroteo", señala el fallo.
Pero el resultado final fue lamentable: el joven perdió un ojo pese a las dos operaciones que le realizaron en el hospital Central. Luego se determinó "un 56% de incapacidad total; proveniente de la fijación de un 50% de incapacidad por pérdida visual total de ojo izquierdo, con futuro requerimiento de prótesis ocular por atrofia avanzada".
El joven sufrió también "una afectación negativa en su equilibrio psíquico y una alteración en su estado emocional, lo que originó sentimientos de "angustia, dolor y discriminación por parte de la gente".
Además, dejó el entrenamiento diario que le exigía el box, donde se destacó en varios torneos amateurs.
