La vida de los futbolistas no comienza cuando se hacen famosos. Pero para varios, ese salto al verde césped puede ser un renacer.
Es el caso de Felipe Melo, el brasileño del Inter, conocido más por sus patadas que por su juego, quien contó en una entrevista que “si no hubiera sido futbolista, habría sido asesino”.
“Vivía en una de las favelas más peligrosas y allí había drogas y armas. Y dejé aquella vida para perseguir mi sueño. A veces iba al entrenamiento y a la vuelta alguno de mis amigos había muerto”, reconoció.