Aunque los incendios son típicos en esta época del año, las altas temperaturas récord de este verano y vientos intensos han agravado particularmente la situación. El fuego se encuentra ahora a "niveles sin precedentes", afirma Mark Parrington, un experto en incendios incontrolados del Servicio de Monitoreo Atmosférico Coperinicus (CAMS, por sus siglas en inglés), según informó BBC Mundo.
Las llamas están afectando el este de Rusia y Alaska, tanto dentro como fuera del círculo polar ártico. La Agencia Forestal Federal de Rusia informa que más de 2,7 millones de hectáreas de bosques remotos están actualmente en llamas a lo largo de seis regiones siberianas y del este del país.
Sin embargo, la organización ambientalista Greenpeace Rusia asegura que hasta 3,3 millones de hectáreas están incendiándose, un área más extensa que Bélgica.
El esmog ha resultado en que varias regiones declaren estado de emergencia y el humo se ha esparcido a las principales ciudades como Novosibirsk, bloqueando el sol y provocando dificultades para respirar.
El humo de los incendios siberianos se ha extendido hasta Alaska y partes de la costa occidental de Canadá.
En Alaska, desde el 31 de julio, 105 grandes incendios han quemado más de 700.000 hectáreas. La mayoría de las llamaradas fueron causadas por rayos, según el Centro de Coordinación de Agencias de Alaska.
Groenlandia también le hace frente a un incendio en Qeqqata Kommunia, cerca del sendero del círculo polar ártico, que es popular con excursionistas.
La región ártica de Canadá también está sufriendo.
Un amplio incendio incontrolado en los Territorios Noroccidentales, dentro del círculo polar ártico, ha quemado por lo menos 45.000 hectáreas, según la agencia de Recursos Naturales y Medio Ambiente de los Territorios Noroccidentales, aunque se cree que el área afectada es mayor.
Los incendios incontrolados no sólo han afectado la superficie. Están expulsando contaminantes dañinos y gases tóxicos a la atmósfera. La NASA ha rastreado los megatones de partículas dañinas en ese humo y hacia donde se han dirigido.
También tiene consecuencias para el calentamiento global. Los científicos de la NASA indican que el hollín absorbe la luz solar y calienta la atmósfera.
Si cae sobre el hielo o la nieve, reduce la capacidad de reflejar el calor y termina atrapándolo, acelerando el proceso de derretimiento.
Los incendios también contribuyen a exacerbar la crisis climática al despedir dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
Los científicos afirman que lo que estamos viendo es la evidencia del tipo de retroalimentación que enfrentamos en un mundo más caliente, donde las altas concentraciones de gases invernadero generan más calentamiento, que a su vez engendra las condiciones que causan mayor liberación de carbono a la atmósfera.