Rodolfo Cavagnaro - Periodista especializado en Economía
Aunque era previsible que Donald Trump pudiera ganar las elecciones en EEUU, parece que la mayoría no quería pensar en esa posibilidad y, ahora que ocurrió, hay una mezcla de temores e incógnitas acerca del camino que tomará el nuevo gobierno, aunque todos reconocen que habrá que afrontar nuevos paradigmas.
Para Argentina existen dudas respecto de las relaciones bilaterales como también por los coletazos que podría tener una política abiertamente proteccionista prometida por el nuevo presidente. En este caso, sería inevitable esperar algún tipo de tensión en las relaciones con China, en primer lugar, y con México, en segundo.
Pero más allá de la posibilidad de ponerle fuertes aranceles a las importaciones chinas y mexicanas, las dudas surgen acerca del grado de avance que Trump podría tener sobre las estructuras tradicionales que tienen su eje en Wall Street. El nuevo presidente criticó muy fuerte el rol especulativo de los financistas y a los empresarios que invierten fuera del país.
Todos los analistas coinciden en que Argentina puede enfrentar problemas de financiamiento, por menor disponibilidad de capitales y los mayores costos que habría que afrontar. Y esto complicaría los planes del gobierno que se enfrentaría dos disyuntivas: ajustar el gasto, con el costo que tiene, o acelerar una devaluación de la moneda, que también tiene sus costos.
Otra duda surge acerca de las respuestas que podría generar China si son atacadas con aranceles sus exportaciones. Existe el miedo que los asiáticos respondan con una devaluación del yuan, lo que generaría problemas en el comercio con todo el mundo. Bruscas medidas de protección podrían desatar una guerra de monedas, que no beneficiará a nadie, ni siquiera al votante de Trump.
Aquello en que casi todos coindicen es en que se viene un ciclo de suba de las tasas de interés, algo que ya se esperaba para fines de este año, pero que podría acelerarse desde el año próximo. Si sube la tasa, sube el dólar en el mundo y lleva a la baja el precio de las materias primas, y también generaría una devaluación de todas las monedas del mundo, incluido el peso argentino.
Así como todos los actores deberá reacomodar sus estrategias, Argentina se verá obligada a lo mismo y, evidentemente, habrá que iniciar un proceso de industrialización que centre el comercio exterior menos en commodities y más en productos industriales con valor agregado y una fuerte carga de innovación.
Estos procesos no son de respuesta inmediata, pero es necesario que no sólo el gobierno lo asuma, sino que todas las clases dirigentes deben reconocer su responsabilidad. La venta de materias primas se verá afectada por las guerras de monedas y los brotes proteccionistas que, no hay que descartar, comiencen a fortalecerse en Europa y otros países.
En el corto plazo sólo veremos coletazos de reacomodamiento esperando que asuma el nuevo presidente a mediados de enero próximo. También hay que esperar cómo será el comportamiento del nuevo Congreso, dominado por republicanos en ambas Cámaras.
Tradicionalmente, el Congreso ha sido independiente y la estructura del Partido Republicano estuvo ausente de la campaña. Todas las reformas que Trump promete requieren aprobación del Congreso, que fue responsable de las políticas de apertura que el nuevo presidente quiere cambiar.
Más allá de las especulaciones, hay que tomar decisiones conforme a los que serían los nuevos paradigmas, pero esperando las decisiones que pueda tomar el nuevo gobierno.