Con un grupo que entusiasma cuando se lo ve trabajar. Tienen el tesón que sólo las mujeres pueden aportar cuando se unen en pos de un objetivo. Estamos hablando del equipo de La Favorita, único club femenino que está jugando en los torneos de Fefusa en la actualidad y que tiene la particularidad de estar formado por todas chicas del barrio.
La historia nació allá por 2005, cuando Lucas Gelvez aceptó acompañar el sueño de un grupo de mujeres que querían buscar una actividad diferente y desde allí el trabajo social que se realiza en la zona es digno de admirar.
"Me acuerdo que empezamos en el torneo de la Liga Mendocina y nuestro primer partido fue contra Huracán Las Heras. Perdimos 29 a 0 y sinceramente creí que el lunes nadie iba a ir a entrenarse. Pero cuando llegamos a la cancha del Barrio Los 15, allá empezó todo; estaban las 17 chicas listas para empezar a entrenar. Ahí me dí cuenta que esto iba a crecer", cuenta Lucas y se vuelve a emocionar como aquel día.
"Cinco años después, ya en los torneos de Fefusa, salimos campeones ganándole al mismo equipo", agrega.
De aquel inicio en el Barrio Los 15, en donde mucho tuvo que ver Claudia Rojas ("era un Fórmula 1. Una líder muy positiva", cuenta Gelvez) el proyecto pasó al Gimnasio Municipal. "Al principio no nos daban ayuda, pero sí las instalaciones que en ese momento era mucho para nosotros", repasa Gelvez quien repasa que Pablo Espina, Fernando Martín, Tony Velazco y Gabriel Anea son las personas que se han preocupado y comprometido con el proyecto desde el municipio.
"Inclusivo, no selectivo". Así rotulan todos al grupo y con ese horizonte trabajan en el día a día.
Las ganas de progresar y el apoyo de Gálvez y Flavia Berzuini, las chicas comenzaron a buscar trascender más allá del barrio. Así, cuatro de ellas hicieron el curso de árbitros de la Liga Mendocina de Fútbol y hoy tienen el orgullo de que Sabrina Ponce se convirtió en la primera mujer que dirigió partidos de primera división masculina en Mendoza. "Yo no sé cómo hace Sabrina. Es secretaria de una supervisora de escuela, es árbitro, es mamá y además cumple con todos los entrenamientos del equipo", cuenta Gelvez.
La institución hoy alberga a 60 chicas en todas las divisiones y es un orgullo para todas que por ejemplo de allí sean Zoe Ojea que es uno de los mejores promedios de la escuela Químicos Argentinos o Paula Corvalán que se destaca por su rendimiento académico en el DAD. Pero los avances no terminan allí, porque también hay que destacar a Micaela Carricondo que se recibió de técnica de fútbol once. Y la lista sigue.
La noche avanzada no les quita las ganas de seguir corriendo y buscando su mejor manera física. El trabajo está dando sus frutos en el avance futbolístico, lo que quedó demostrado en el debut del Torneo Vendimia. Es que más allá de la derrota por 1 a 0 frente a la Universidad Nacional de Cuyo, ellas no olvidan que los dos últimos partidos frente a ese rival se habían definido con goleadas para las universitarias, galardón que en poco tiempo tendrán varias de ellas que son las hijas de aquellas iniciadoras de la idea mostrando que la semilla germinó fuerte en esa tierra.
Si bien tienen el apoyo de la Muni, las chicas saben que necesitan juntar fondos para poder afrontar los gastos de afiliación para una nueva temporada. "Todos los años pasa lo mismo, pero lo importante es que el pago es a principios de año y después ya nos dedicamos a jugar", cuentan. Para lograr el objetivo, aprovecharán la proximidad con el Teatro Griego Frank Romero Day y durante estas horas manufacturan empanadas que serán vendidas las tres noches de Vendimia.
El Oeste, ese lugar que suele tener mala prensa, muestra que también existe y tiene un grupo que eriza la piel por su tesón. Allí, el futsal también ha ayudado a hacer un trabajo social encomiable. Lo demás, que lo cuenten como quieran.