Hemos acumulado muchas notas editoriales sobre prevención de incidentes de tránsito, apuntadas en especial a los casos en los cuales mueren personas o los ocupantes de los vehículos, salvando sus vidas, quedan con distintas discapacidades físicas permanentes.
Si frecuentemente volvemos sobre esta materia, es porque las crónicas diarias en los medios de difusión no cesan en materia de incidentes y fallecimientos todas las semanas.
Aunque en el primer cuatrimestre de este 2019 en curso descendió el número de víctimas fatales en accidentes viales, desde los ámbitos de las autoridades y los usuarios se mantiene la preocupación por esta materia y sigue siendo una aspiración conseguir mejores resultados en lo que resta del año y para el próximo, que empezará en unas semanas.
En lo que va del año, se registraron 45 muertes a las que se suman 6 que corresponden a las primeras siete jornadas de mayo.
En suma, son un total de 51 los fallecidos que incluyen a peatones, motociclistas y conductores en general.
Respecto de los datos del mismo período en 2018, se registró una leve baja, según la jefatura de la Policía Vial de Mendoza, ya que en los primeros cuatro meses del año pasado, fueron 65 las víctimas.
Insistimos en que pese a las mejoras, todavía los guarismos son altos, y más cuando se observa que la franja que concentra la mayor cantidad de percances es la de los 26 a 35 años, con 27%. Le sigue el rango de 19 a 25 años con 9 fallecidos.
Del total, casi 57% de los siniestros ocurren en horas de la madrugada, entre las 4 y 8 de la mañana, dando un número de 20 muertes en esa franja horaria.
Todo, como se ha señalado, en un tramo del año, porque ahora falta procesar los datos de los meses que han transcurrido desde la evaluación que mencionamos.
La sociedad mendocina debe hacer un esfuerzo en este aspecto de los accidentes en el manejo y, curiosamente, no es muy grande, como si por ejemplo se exigieran en otros campos de la realidad, como la economía hogareña, la salud y la educación de nuestras generaciones infantiles y juveniles.
En materia de tránsito los empeños son proporcionalmente menores a otros que nos exige el momento actual que vivimos, y van de la mano con el sencillo acatamiento de las reglas de tránsito y el manejo a la defensiva de nuestros vehículos en calles y rutas.
Especialmente esta petición social, si se nos permite llamarla así, va destinada a los jóvenes, entre cuyos integrantes se produce la mayor cantidad de siniestros de tránsito graves y con afectación a individuos que están atravesando lo mejor de sus existencias.
Transcribimos, para reafirmar esta posición, conceptos del senador provincial sanrafaelino Adrián Reche, cuando en una nota señalaba los peligros de la conducción bajo los efectos de bebidas, que la legislación actual está castigando con severidad en la actualidad: “Se busca generar en el ciudadano un efectivo cambio de conducta y que asimile que no debe conducir cuando ha ingerido alcohol por sobre lo autorizado”.
También admitimos que en materia de la accidentología de tránsito no todo se soluciona con la norma jurídica, que sin embargo ayuda.
Debe crecer entre todos los ciudadanos y ciudadanas de esta provincia la convicción que conducir un automotor no tiene que ser un pasaporte a graves situaciones o morir por una colisión o un vuelco, como lamentablemente todavía lo es.
Ajustándonos a manejar sin distracciones, nunca bajo los efectos del alcohol, con una determinada pericia y a las velocidades permitidas por la cartelería, tendría que ser el salvoconducto hacia una conducción sin sobresaltos y desdeñar tantas tragedias como ocurren en la vía pública.
