El lector de la sección Opinión de este diario advertirá que en forma reiterada nos ocupamos de los incidentes de tránsito, especialmente de los que causan el fallecimiento de sus protagonistas o graves lesiones que dejan secuelas de por vida.
Los accidentes viales producen más decesos en el país, y también en la provincia, que los hechos de inseguridad, que como todos sabemos es una de las preocupaciones más demandantes de los argentinos.
Las tres tasas (siniestralidad, mortalidad y morbilidad vial) aumentaron en el país, y en nuestras calles y caminos, lamentablemente, no nos hemos quedado atrás.
Hace apenas unos días, Los Andes publicó una nota en la que se daba cuenta, citando datos proporcionados por el Ministerio Público Fiscal, de que en los primeros diez meses del año se han iniciado 72.210 causas judiciales por accidentes con lesionados en la provincia.
Este lamentable número de hechos en la vía pública se traduce en que por día se producen -en promedio- alrededor de 240 incidentes de tránsito (choques y vuelcos) en calles y caminos.
Los fallecidos en el lugar del accidente son también descorazonantes, ya que según la Unidad Ejecutiva de Seguridad Vial, en los primeros nueve meses del año murieron 149 personas, a bordo de sus vehículos, motos, circulando en bicicleta o bien como peatones.
Las estadísticas propias de este diario son aún más desalentadoras, ya que la lista luctuosa para los diez primeros meses de 2017 arroja 168 muertes.
La participación de las motos en la siniestralidad vial sigue siendo muy alta, y no sabemos si en Mendoza alcanzó la elevada marca del orden nacional, ya que en casi cuatro de cada diez siniestros viales graves estuvo comprometido un rodado de este tipo. El domingo, por ejemplo, un chico de 19 años perdió la vida en Luján en una colisión.
Entonces, como decíamos al principio, los indicadores de siniestralidad vial y mortalidad vial han tenido incrementos tanto a nivel nacional como local.
En lo que concierne a la morbilidad vial, que es el indicador que pondera los lesionados graves como consecuencia de los siniestros de tránsito, esta tasa presenta un aumento de 26,4% en el país, y sospechamos que en nuestra realidad mendocina los guarismos tienden a la suba.
Hasta la madrugada del 19 de noviembre la cifra de fallecidos se elevaba a 16 en lo que iba del mes, pero, desafortunadamente, ese número no será igual cuando cierre el anteúltimo mes del año.
Más tarde que temprano, saldrán de la Legislatura las modificaciones a la Ley de Tránsito de Mendoza (Nº 6082) y con ello operarán los cambios con los que se espera reducir la siniestralidad; se agregarán nuevas infracciones y agravarán las penas.
Una de las novedades es que los municipios deberán hacerse cargo de la seguridad vial del casco urbano de su comuna y hasta 25 kilómetros a la redonda. Desde este punto, comenzará la jurisdicción de la Policía de Mendoza.
¿Mejorarán las cosas desde el punto de vista de los accidentes?, ¿se podrá encontrar remedio para esta verdadera enfermedad social que padecemos?
Todos apostamos a que sí, pero no habrá soluciones por más que se endurezcan las sanciones por faltas cometidas y se exijan más requisitos al momento de obtener la licencia de conducir, si cada ciudadano que conduzca un auto o una moto, no resuelve su participación responsable al momento de salir a conducir.
La mayoría de los percances tienen un fuerte componente del factor humano, ya sea por alta velocidad, omisión de las reglas viales, o guiar un vehículo con un valor de alcohol en sangre más alto de lo permitido.
Las autoridades en la materia, con la Policía Vial y los cuerpos municipales a la cabeza, tendrán el desafío de ejercer controles severos en las vías de circulación.
Pero, adultos y jóvenes, especialmente estos últimos, deberán poner una mayor carga de responsabilidad en el acto de conducir un vehículo.
Sin esa participación, periódicamente esta columna tendrá que ocuparse del doloroso récord vial que soportamos y las crónicas policiales seguirán refiriéndose a las "rutas trágicas".