Este fin de semana, el granizo castigó a los vecinos de Pareditas, en San Carlos, y los productores viñateros de la zona creen que se llevó 50% de su producción.
Hace unos días, las fotos en las redes sociales daban cuenta de los surcos de ajo destruidos por las piedras en Tres Esquinas. Lo mismo ocurrió en parte del Manzano Histórico y en algunas zonas de Tupungato.
Con las primeras tormentas graniceras surge la discusión de siempre en torno a la efectividad de la lucha gubernamental. Pero en el Valle de Uco la misma tiene otra connotación.
Sucede que gran parte de su superficie (se podría marcar como límite, de la ruta 40 hacia el oeste) no puede ser ‘protegida’ por los aviones oficiales que no pueden operar en esta zona por cuestiones de seguridad aeronáutica.
En la precordillera, las bengalas son lanzadas desde bases especialmente ubicadas, con las ‘interferencias’ y limitaciones que este método puede tener.
Este punto hace tiempo que genera preocupación entre los productores. Algunos sancarlinos, incluso, dicen no haber visto aviones actuando en la zona ‘permitida’ del Valle en las últimas semanas. Desde el gobierno, negaron esto rotundamente y dieron anuncios específicos al sector.
La incertidumbre también está dada en que desde semanas atrás el centro de operación que funcionaba en Tunuyán hasta el verano pasado, se trasladó a San Rafael. “No sabemos qué pasará con la región”, dijo Rafael C., productor de San Carlos.
El temor es creciente porque, si bien la región históricamente no está entre las más perjudicadas por el granizo, en el último tiempo el fenómeno ha hecho estragos en el rendimiento.
“Las cuatro granizadas fuertes que cayeron los dos últimos años destruyeron frutales y nogales al 100%”, señalaron desde INTA Tupungato.
“No sabemos qué tanto funciona la lucha con aviones y con cañones apostados en la superficie, pero al menos dicen que reduce el tamaño. Aquí lo más eficaz es la malla y el Estado debería facilitar su acceso. El tema de fondo acá es que la fruta no vale nada y que cada vez quedan menos productores en el Valle”, apuntó Alejandro Fadel, productor de Tunuyán, quien señaló que también desaparecen fábricas, conserveras, frigoríficos, etc.
La promesa
En este contexto, el Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía dio a conocer que ultima los detalles de una licitación para comprar un avión más para usarlo en la lucha antigranizo.
El presupuesto estimado es de 23 millones de pesos y será un avión a reacción, también llamados jet. No será un 0 km y servirá para sembrar nubes graniceras al oeste de la ruta 40.
Por las características del avión que comprará Alfredo Cornejo, una aeronave más rápida que los Piper Cheyenne a turbohélice que se usan actualmente para la lucha antigranizo, servirá además para realizar vuelos sanitarios.
Los vuelos de aviones de turbohélice al oeste de la ruta 40 habían sido desterrados por la Junta de Investigaciones de Accidentes de la Aviación Civil (Jiaac), un organismo dependiente de la Fuerza Aérea Argentina.
Eso fue hace algo más de 11 años, cuando la Jiaac terminó la investigación de un accidente aéreo que puso a la entonces ministra de Economía, Laura Montero, al borde un juicio político.
El actual ministro de Economía, Enrique Vaquié, se lanza a la adquisición de un avión que pueda surcar los cielos del Valle de Uco sin riesgos.
El 7 de febrero de 2005, un Cessna C340 se precipitó a tierra en San Carlos, cuando combatía una tormenta de granizo. El accidente ocurrió en una planicie ubicada detrás del cerro Los Leones y en cercanías del cerro Gaspar, a 37 km de Pareditas.
La aeronave quedó totalmente destruida y sus restos repartidos en 300 metros. En ese accidente murieron los pilotos Gabriel Giralda y Alejandro Schaff.
Ambos se desempeñaban en la empresa Wheather Modification, que en aquellos días tenía concesionada la tarea de hacer la lucha antigranizo.
