Con un escenario macroeconómico adverso, en el que la inflación y el retraso cambiario siguen limando la competitividad del campo en Argentina, el sector de la producción de cereales y oleaginosas afronta un panorama incierto y con una marcada desconfianza hacia el gobierno, que no va a cambiar sustancialmente, al margen del resultado de las próximas elecciones legislativas.
El planteo es del economista Carlos Etchepare, especializado en análisis del mercado granario, quien disertó esta semana en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo.
El especialista fue invitado por la Cátedra de Economía y Política Agraria, que logró convocar también al ingeniero agrónomo Dardo Chiesa, reconocido analista de la cadena de ganados y carnes.
Etchepare afirma que el mercado internacional de granos está bastante más tranquilo, como consecuencia de una recuperación de la oferta, después de los muy buenos precios que hubo el año pasado. “A esto se suma un mercado local en donde a las deformaciones que ya veníamos sufriendo -como consecuencia de la intervención oficial- se genera ahora una nueva incertidumbre: todo lo que pasa en el conjunto de la economía, y particularmente con el tipo de cambio. A partir de allí, la inflación y todos los demás factores que existen”, indicó.
Según el experto, la situación se torna más compleja sobre todo para aquellas producciones de granos que están lejos de las zonas de consumo o de las zonas de entrega, porque las ecuaciones de rentabilidad ya no cierran. De manera que “es posible que en este 2013-2014 que se presenta complicado, se registre un quiebre en la estrategia de crecimiento que, de alguna manera, se venía dando en el sector en materia productiva”. Se atreve a afirmar que “cuando uno hace los números, hoy ni la soja siquiera cierra bien; así es que habrá que ver cómo se resuelve el tema cambiario y después, cómo reaccionan los productores”.
Para Etchepare, pase lo que pasare en las elecciones de octubre, “el campo no va a tener un cambio positivo en las políticas que se le vienen aplicando”. Un eventual desdoblamiento cambiario, “que probablemente sea la medida más posible en este momento, al campo claramente lo va a perjudicar, porque seguramente le van a seguir dando el tipo de cambio más bajo”.
El problema del trigo
Con respecto al problema del trigo, el analista señaló que lo que está pasando ahora, es consecuencia de las malas políticas que se aplicaron con el producto durante muchos años. “Cuando el trigo tenía un récord de precio en el mercado mundial, en Argentina los productores recibían cada vez menos. La cosecha fracasó, se sembró mucho menos. Después vino la complicación climática y finalmente no tenemos trigo, lo cual era previsible”. Por eso “el trigo en el mercado local vale el doble de lo que vale en el mercado mundial”.
Etchepare desestima que toda esta situación tenga tanta incidencia en los constantes aumentos en el precio del pan. Dice que “los panaderos siempre aumentaron el precio del pan, independientemente de lo que pase con el trigo. El ejemplo está en que entre el año 2006 y el año 2012, el precio del trigo aumentó un 40% y el pan subió un 300%”.
Para el especialista, el problema del trigo “se va a corregir un poco seguramente con la próxima cosecha, lo que no se va a corregir es el problema inflacionario, que no tiene absolutamente nada que ver con el trigo y es lo que motiva la suba del precio del pan”.
Vaticina que “va a ser muy difícil corregir el problema de la inflación, porque el gobierno debería dar marcha atrás con muchas de las medidas que fue tomando y, además habrá que esperar un tiempo para ver qué sucede”.
También señala que “el gobierno no tiene esos tiempos por los procesos eleccionarios; entonces los tiempos ya no dan para acomodar diez años de desajustes en un año o un año y medio”.
El economista asegura que la mencionada mejora en los precios internacionales no alentará a los productores a sembrar más trigo. “No van a sembrar más de lo que suponían porque hay una cuestión que no la va a corregir nadie: la desconfianza que tienen en la actitud del gobierno, que durante siete años los ha castigado duramente con las políticas que ha venido aplicando, beneficiando a sectores como la industria molinera e inclusive la exportación. No hay anuncio que le cambie la expectativa al productor”.
De todos modos, cree que este año se va a sembrar un poco más de trigo que el año pasado por cuestiones de rotación (en el uso del suelo) y a partir de allí habrá que esperar que el clima acompañe para tener una producción medianamente razonable, de 11 a 12 millones de toneladas, que nos va a permitir abastecer adecuadamente al mercado interno.