Invertir sólo para mantenerse en carrera y, en cambio, congelar las decisiones a largo plazo que estaban en carpeta. Si bien esta tendencia era parte de la percepción a comienzos de 2015, los empresarios mendocinos confirman su vocación en la última encuesta elaborada por el Centro de Informaciones de la Federación Económica de Mendoza (Cifem): mayoritariamente, aseguran que durante un 2015 electoral que marcará el rumbo económico de los próximos 4 años, sólo se concentrarán en bienes de uso necesarios para producir.
De hecho, apenas el 16% de los consultados en marzo, sobre una muestra cercana al centenar de empresarios, considera hacer “algún tipo de inversión” en los próximos 4 meses, contra un contundente 84% que no prevé hacerlo. Para los encuestados que invertirán lo mínimo indispensable, bienes de uso como rodados y actualización de maquinaria y equipos, son los principales destinos.
“Las expectativas de inversión continúan en nivel bajo y no relacionadas a proyectos de largo plazo por la incertidumbre del año electoral. Los empresarios esperan conocer la reacción del mercado ante quienes sean los próximos gobernantes”, analizó Josué Lima, coordinador técnico del equipo que elabora la compulsa para el Cifem y la Facultad de Ciencias Empresariales de Universidad Champagnat.
La encuesta rescata la visión de los mismos empresarios cada mes y permite elaborar el llamado “Índice de Confianza Empresaria”, que tanto a nivel general (con un valor de 50,76), como en lo relativo a Inversión (32,80) rozó sus niveles más bajos desde que empezó a medirse en noviembre de 2013.
Acerca de los costos, un 69% de los encuestados mostró su convicción de que en los próximos meses habrá un “aumento moderado”. Al pronunciarse sobre lo que puede pasar con los precios, 3 de cada 10 consultados aventuraron estabilidad; hubo paridad entre quienes prevén -siempre moderadamente- un descenso o una caída.
Un factor evaluado es la rentabilidad como variable de ajuste. “El dato sobresaliente es la tendencia a desaceleración del incremento de costos que no se trasladaron a precios, al mismo tiempo aparejado a una baja de la actividad. No es mágico, se trata de la estanflación”, precisó Lima.
En el último mes, 7 de cada 10 empresarios manifestaron que esperan un mantenimiento de niveles de venta pero no un aumento. Para Lima, “los rubros que los mantuvieron están asociados a programas, y así se protegieron de la baja de actividad, como la construcción con Procrear”.
En cuanto a empleo, los opinantes se inclinaron a que se mantendrá constante (84%). Bajó el porcentaje interanual de quienes consideraban un recorte como posibilidad (16% contra 24% en 2014), pero nadie apostó a un repunte.
Panorama por sectores
“No hay prácticamente nada y seguirá así hasta después de las elecciones porque en los empresarios no hay ánimo ni avizoran que un emprendimiento inmobiliario sea rentable frente a la oferta de inmuebles a la venta. Lo público se mantiene gracias a la tracción de Procrear y unas 3 mil viviendas del IPV, pero a un ritmo que no es el deseado y con problemas de pago”, detalló Jorge Sanchis, presidente de la Cámara de la Construcción local.
Más allá del Procrear e IPV como motores, los constructores coinciden en un estancamiento en los primeros meses del año. Admiten una desaceleración inflacionaria en 2015 por la menor dinámica, a excepción de insumos que sí se encarecieron más, como sanitarios y materiales eléctricos.
En la metalmecánica, los proveedores de grandes empresas manifiestan problemas de capital de trabajo por decisión de sus clientes. Sólo la participación en misiones comerciales asistidas por ProMendoza con financiación del BID asoma como salida frente a la falta de inversiones.
Para Julio Totero, de Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos) “el sector vive la falta de inversiones ante la expectativa eleccionaria. La situación de Impsa complica más, sobre todo a pymes proveedoras y ante la perspectiva de que los despidos se traduzcan en más pymes”.
Según los operadores logísticos hay un factor extra: las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación) observadas y, por lo tanto, inhabilitadas para el ingreso de insumos industriales.
La actividad petrolera, por otra parte, vive una realidad particular, con la merma por la baja del precio del barril de crudo, un repunte del 5,7% en producción de combustible y a la vez la 13 caída consecutiva de demanda de gasoil. Para el sector vitivinícola, la Encuesta de Expectativas del Cifem confirma señales débiles para la confianza inversora: la previsión de contar con 23 millones de quintales de uva en vez de 27 millones pronosticados del INV serían 300 millones de litros menos que ayudarían a recortar sobrestocks y tonificar precios, pero no a proyectos a largo plazo.