Incendios: un llamado de atención

Los incendios en San Luis deben significar una advertencia sobre lo que puede ocurrir en Mendoza durante el verano, ante la impericia o desconocimiento de la gente sobre los problemas que puede llegar a generar. Es necesaria una campaña de concientización

Incendios: un llamado de atención

Los recientes incendios que tuvieron como escenario las serranías puntanas, deben constituir un severo llamado de atención para nuestra provincia, que exige la puesta en marcha de sistemas de concientización hacia la población en general respecto de los cuidados que deben mantenerse cuando se concurre a lugares despoblados y propensos a resultar afectados por ese tipo de situaciones.

Paralelamente, deben multiplicarse los cuidados por parte de los guardaparques, especialmente en aquellos lugares que suelen ser utilizados por la gente para concurrir un fin de semana, comer un asado y disfrutar de los maravillosos lugares que ofrece nuestra precordillera.

Los incendios en San Luis afectaron a más de 8.500 hectáreas, y durante diez días mantuvieron en vilo a la gente que reside en los lugares afectados, al personal de bomberos y a las autoridades en general que intentaron por todos los medios morigerar la gravedad de la situación, ante las versiones que hacían alusión a posibles víctimas humanas.

Todos coinciden en que hubo, por lo menos, un error humano en el inicio de las llamas e inclusive hubo personas demoradas, investigadas por una posible intencionalidad en el hecho. Lo cierto es que hubo más de 80 evacuados y corrieron peligro localidades importantes cercanas al Trapiche.

Mendoza no estuvo exenta a ese tipo de problemas durante los últimos días. El ejemplo más cercano se dio a fines de agosto, cuando el viento Zonda, con ráfagas de más de 80 km/h avanzó sobre zonas del Valle de Uco y del Sur, causando más de 40 focos de incendio, afortunadamente sin mayores inconvenientes ya que fueron rápidamente controlados.

Sin embargo, con miras al futuro resulta necesario estar alertas. No sólo por el Zonda sino también por otro tipo de fenómeno climático.

Décadas atrás, la gente del campo solía hacer mención a lo que ellos denominaban años “húmedos” y años “secos”. Con el correr del tiempo y por las investigaciones de especialistas, pudo saberse que esa alternancia climática respondía a los denominados efectos de  El Niño y La Niña.

El primero trae mucha humedad, lluvias y tormentas, como sucedió en el último verano en que se perdió una parte importante de las cosechas. Y ahora vienen el tiempo de carencia de humedad y sequedad en el ambiente. Es cuando los peligros de incendio se multiplican. Todos los mendocinos debemos recordar seguramente cuando las llamas que solían afectar a la precordillera podían ser observadas desde kilómetros de distancia.

No siempre en el inicio de los incendios hay una participación humana. Muchas veces un vidrio o una lata bajo los rayos directos del sol pueden ser la causa de las llamas. Pero también cabe advertir que son los casos menores, porque en la gran mayoría es la gente que, por desconocimiento, por impericia o por carencia de una necesaria cultura sobre los peligros que pueden generar, es la que provoca los incendios.

Y es aquí donde hay que trabajar para generar conciencia a través de una necesaria campaña de advertencia sobre estos peligros reales. Paralelamente se debe multiplicar la labor de los guardaparques, quienes deberán cumplir la doble tarea de informar a los visitantes y además recorrer las zonas visitadas. Debe señalarse que, al igual que en la salud, la prevención suele ser más importante que la actuación posterior para enfrentar los hechos consumados.

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