El incendio del jardín de infantes de Perdriel

El incendio del jardín de infantes de Perdriel

Al haber vivido en carne propia un incendio de gran magnitud en la escuela Dr. Arturo Jauretche, de Ugarteche, Luján de Cuyo, el 28 de julio de 2007, la desesperación, impotencia ante semejante barbarie incomprensible, cuesta encontrar palabras justas y dudo que las haya en idioma alguno, para expresar mi reacción ante este hecho aberrante ocurrido en el jardín ubicado en la escuela René Favaloro.

Este hecho no pudo haber sido perpetrado, a mi entender, por seres humanos, ni aún por irracionales, porque sería, en este último caso, compararlos con los animales y estos, a diario nos muestran cómo cuidan sus madrigueras, cuevas, nidos o cualquier otro albergue, porque allí nacerán y crecerán sus crías sin peligros.

Entonces los que convirtieron en cenizas esa escuelita, no tienen nombres, son una mezcla de alcohol, drogas y una pócima del mismo demonio, que se nutren de los daños, de la destrucción y de las muertes que provocan.

A las madres de esos 170 niños les hago llegar una cuota de optimismo bien fundado. De esas cenizas surgirán las nuevas instalaciones para cumplir los objetivos que docentes, padres y toda la comunidad se propusieron porque, a Dios gracias, los buenos y solidarios son mayoría.

Quiero dirigirme al otro grupo de madres, a aquellas que engendraron y dieron a luz a sus hijos con la esperanza de un futuro promisorio para ellos. Hoy viven una realidad nefasta llena de dolor, al comprobar que esos hijos perdieron su identidad, su esencia humana, se transformaron en algo perverso e irrecuperable. Cuánto lamento por ellas al tener que convivir con estos delincuentes e inadaptados socialmente.

Silvia Comellas - DNI 23.302.528 - Docente

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