Unos 82 millones de medicamentos falsos fueron decomisados en tres días de julio en puertos africanos, en un plan aduanero internacional desvelado hoy en París que da una muestra de la dimensión del problema en ese continente.
Según Christophe Zimmermann, coordinador de la lucha contra la falsificación y la piratería en la Organización Mundial de Aduanas (OMA), se trata de "la mayor operación jamás realizada", con la incautación de productos sanitarios de contrabando o falsificados por valor de 40 millones de dólares.
Extrapolada a todo el año, la cantidad confiscada representaría 10.000 millones de dosis y 5.000 millones de dólares, dijo el funcionario en una conferencia de prensa en París en la que se presentó la operación "Vice grips 2".
De los 110 contenedores interceptados por las aduanas, 84 estaban cargados de productos falsificados o de contrabando, en su mayoría procedentes del sureste asiático y más particularmente de China, así como de Dubai.
Los mayores decomisos se practicaron en Angola, Togo, Camerún y Ghana.
Entre los productos confiscados había productos falsos contra el paludismo, antibióticos y antiparasitarios sin principio activo e incluso píldoras falsas del día después.
En un caso, en Angola, se encontraron 33 millones de dosis de medicamentos de grandes marcas perfectamente imitados, pero sin principio activo, junto con DVD pornográficos, disimulados dentro de un lote de altoparlantes de importación.
Los imitadores están produciendo a un ritmo industrial y son capaces hasta de copiar a la perfección los hologramas antifalsificación en las cajas.
El fenómeno "afecta directamente la seguridad y la salud de los consumidores" africanos, previno Zimmermann.
La falsificación de los medicamentos ha "abandonado la escala artesanal" y se hace ahora a escala industrial "en fábricas capaces de producir más que las fábricas que producen los verdaderos" remedios, afirma.
El tráfico de medicamentos falsos se alimenta de la pobreza, ya que estos productos se venden a bajo precio en la calle, pero también se debe a la desorganización de los sistemas sanitarios y a la corrupción, que hace que esos pseudomedicamentos se encuentren en las farmacias.
El director del Instituto de Investigación contra la Falsificación de Medicamentos (IRACM) Jacques Franquet se acuerda por ejemplo de dos operaciones de control efectuadas por el laboratorio francés Sanofi en las farmacias de una capital africana.
En la primera, el 40% de las cajas del medicamento investigadas eran falsas, y en la otra, el 80%.