Inauguración de obras “electorales”

En las cercanías de las elecciones, los gobiernos -provincial o departamentales- se esmeran en inaugurar obras a los efectos de impactar a la ciudadanía. Deberían saber que la gente, a la hora de votar, valora toda la gestión y no sólo lo que se hace en l

Inauguración de obras “electorales”

Se trata de sentimientos encontrados o bien de tomar los hechos con optimismo (el vaso medio lleno) o pesimismo (el vaso medio vacío). Lo cierto y lo concreto es que en los días previos a las elecciones, los funcionarios se esmeran en inaugurar obras en el afán de dejar una buena imagen. ¿O será pura casualidad que las tareas terminen justo en los días previos en que la gente debe concurrir a las urnas? ¿También será casualidad que en esos días también aparezcan decenas de brigadas municipales limpiando acequias, tapando baches o mejorando caminos que durante meses y en algunos casos años habían permanecido olvidados?

El tema de los sentimientos encontrados es real y valedero porque la gente no sabe si ponerse contenta con las nuevas obras o nerviosa, porque les cambian la vida de una manera que en algunos casos enervan. Transitar por el Acceso Sur resulta un desafío al sistema nervioso porque el automovilista debe ir con un ojo puesto en los tachos colocados a un costado de la ruta para evitar golpearlos y con el otro en los vehículos que circulan por la derecha, en algunos casos a gran velocidad. Es cierto que no hay otra manera de hacer la obra que adoptar ese criterio pero no es menos real que se trabaja de manera tan acelerada que más de uno piensa que se intenta inaugurar antes de las elecciones.

Lo mismo sucede con la repavimentación en zonas de la comuna capitalina. Es acertado el criterio de desarrollar los trabajos entre enero y marzo en que hay poca actividad judicial, la mayoría de trabajadores estatales goza de su licencia y no hay actividad escolar pero son tantas las obras que se están desarrollando simultáneamente que no sólo se vuelve loco el automovilista sino que la española que nos guía a través del GPS está al borde del estrés “recalculando” una y otra vez. Es más, en varias oportunidades esa pobre mujer ha quedado encerrada en un verdadero laberinto sin encontrar la salida... al igual que el conductor.

No hablamos de un tema nuevo y deberíamos advertir que en muchos de los casos los mendocinos han resultado beneficiados por ese tipo de obras “electorales”. Deberíamos remontarnos quizás a lo sucedido a mediados-fines de 1991, cuando el entonces intendente de la Capital, Víctor Fayad, candidato a gobernador por el radicalismo, inauguró la remodelación de la avenida San Martín. El impacto en la población resultó importante, pero el gobierno de José Octavio Bordón, que apoyaba la candidatura de Rodolfo Gabrielli, en el interín entre el acto de Fayad y las elecciones, inauguró la Escuela de Medicina Nuclear, el hospital de niños Humberto Notti y la iluminación de la avenida del Acceso Este, en el tramo comprendido entre la Terminal de Ómnibus y el Puente de Hierro. Se denunció que tanto la Fuesmen como el Notti no estaban terminados o que el hospital fue una obra ideada y promovida por el gobierno de (Santiago) Llaver, pero lo cierto y lo concreto es que resultaron de absoluto beneficio para la población. Hubo otras obras importantes que no fueron electorales, y quizás el mejor ejemplo haya sido el dique Potrerillos, que se construyó en gran parte durante la gestión de Arturo Lafalla y que se inauguró cuando el gobierno de Roberto Iglesias cumplía una parte de su mandato.

Lo importante e interesante es que estamos hablando de hechos concretos, porque muchas veces los mendocinos nos hemos visto decepcionados por anuncios que nunca se cumplieron. Deberíamos remitirnos a los discursos que los distintos presidentes de la Nación pronunciaron durante el Agasajo Vendimial o el Desayuno de Trabajo que se realiza durante la Fiesta de la Vendimia. También cabría preguntarse cuántas veces, en las distintas gestiones gubernamentales y de diferentes partidos políticos, se ha anunciado la construcción de Portezuelo del Viento o el dique Los Blancos o el Tren Trasandino, por señalar sólo algunos de los ejemplos.

Aunque generen molestia, bienvenidas sean las obras, porque redundarán en pleno beneficio para la población, pero también habría que advertir a los dirigentes políticos que si bien lo último es lo que más impacta, a la hora de votar la gente, en los más de 30 años de democracia, ha aprendido a valorar y a premiar o castigar toda una gestión y no sólo lo que se hace en los últimos meses.

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