Iñaki Rojas, de sueño en sueño

Su obsesión por contar fábulas urbanas, su tendencia al humor ácido y al misterio, convergen en su primera novela. “Un mendigo en el bulevar”, una ficción ambientada en la semana del terremoto del ’85, es la obra con la que el escritor, dramaturgo y músi

Iñaki Rojas, de sueño en sueño
Iñaki Rojas, de sueño en sueño

Toda novela escrita acá levanta expectativa: más si se trata de la obra ganadora del último Certamen de Novela Ciudad de Mendoza, es decir, de la elegida por un jurado impecable compuesto por los escritores Liliana Bodoc (La Saga de los Confines) , Christian Kupchik (“La leyenda de El Dorado”) y Osvaldo Aguirre (“Estrella del Norte”).

Pero, en cierta forma, esta ha sido una sorpresa anunciada. Iñaki Rojas es uno de los narradores itinerantes más conocidos del territorio. Porque siempre ha estado (o sobre un escenario o en una revista o en las radios o en los bares) leyendo, actuando, contando.

Ya en la novela en capítulos que Rojas publicó en revista Zero (“Supernova”, 2001-2003), en  las columnas “Restorán de la ruta”, “Tiembla Mendoza”, y en el “Manual de Autoayuda para el Rockero Mendocino”, sin contar su comedia Plaza Dandy del ‘96, se evidenció su estilo standapero y su pulso cinematográfico.

Pero ahora estamos frente a una larga narración que empezó a tomar forma hace tres años y que, si bien es una ficción, está plagada de referencias mendocinas. “Especialmente de la Mendoza del ‘85”, explica el autor, mientras intenta delinear un argumento que involucra un mendigo misterioso, un portero lengua larga, un edificio imaginario y el sacudón sísmico.

Un momento...¿es una versión fantástica de la noche del terremoto? Sí y no. “‘Un mendigo en el bulevar’, explica Rojas, es un relato enmarcado que arranca en el 2002, cuando cierto personaje se encuentra con el portero de un edificio particular (estilo ex Banco Hipotecario, supervivencias del barroco colonial) que le cuenta la historia de un mendigo que apareció por ahí en la semana del terremoto del ‘85”.

Flashback. El mendigo es un ser agonizante e insomne: de hecho, padece una enfermedad que lo ha mantenido perfectamente despierto por 10 años. En ese tiempo, logró desarrollar la habilidad de inmiscuirse en los sueños ajenos. Algo que lo relacionará con los habitantes de aquel edificio que, a los lectores, les resultará muy semejante al actual Ministerio de Cultura o al pasaje San Martín.

Frente a él, en el bulevar de una calle Mitre reconocible, el hombre acomoda sus cajas y arma su nido para vivir de sueño en sueño hasta que, misteriosamente, al tercer día desaparece. Un sabor a thriller impregna entonces la novela, “que tampoco es ajena a momentos de humor y fantasía”.

Eso sí: Iñaki afirma que hubo un intenso trabajo de investigación para lograr la ambientación precisa. Porque si bien en un principio la novela iba a situarse en el ‘77, el autor sintió que podía narrar sobre desapariciones y submundos mucho mejor desde su adolescencia ochentosa que desde el contexto de la Dictadura, donde apenas era un niño.

Así que profundizó en esos tiempos en que Piero cantaba “Que generosa sos mi tierra” mientras el  viejo Hospital del Carmen se resquebrajaba y las agujas de los sismógrafos se quebraban en pedazos.

Pero no es una historia trágica. Ya sabemos que la oscuridad  de Rojas puede implicar la risa cómplice, esa que despiertan los autores que buscan dar en el blanco. Y en el negro.

"Escribí esta obra con una cuota de magia, fue un proceso alucinante”, dijo el autor al recibir el premio: 15 mil pesos y la publicación de 500 ejemplares que serán presentados en setiembre por la Editorial Municipal.

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