Imputan a "la Yaqui" por lavado y narcotráfico

Imputan a "la Yaqui" por lavado y narcotráfico

Finalmente, Sandra Jaquelina Vargas (37) y su hija Silvina Gelvez fueron imputadas ayer por lavado de activos y narcotráfico.

Ayer por la mañana, Yaqui debió soportar un segundo día (consecutivo) de audiencia judicial durante la que escuchó los cargos federales de los que se la acusa. Como el día anterior, cuando se presentó ante la fiscalía de Godoy Cruz, ayer a las 9 la sospechosa llegó a tribunales en medio de un gran despliegue policial.

Allí, tal como estaba previsto desde principios de semana, el fiscal Walter Bento la imputó formalmente por los cargos que eran conocidos desde el sábado pasado.

Para llegar hasta los tribunales, Yaqui debió dejar la celda del penal de mujeres de El Borbollón -en Las Heras- donde convive desde el miércoles por la tarde con su hija Silvina, su hermana Patricia y su suegra, Nora Gatto (62).

Silvina ayer también fue acusada formalmente por Bento de lavado de activos y de narcotráfico. Por lo que ahora las cuatro mujeres comparten la misma acusación.

Al igual que en la audiencia con la Justicia local, Vargas y su hija prefirieron no hacer declaraciones sobre sus imputaciones y luego de escuchar los delitos de los que se las acusa se retiraron sin decir nada. En tanto, las imputaciones por narcotráfico y lavado también recayeron sobre Carlos "Guatón" Vargas (32) y su sobrino y homónimo de 20 años, apodado Junior.

Pedido de resguardo

Vargas y su suegra, Gatto, no son presidiarias novatas; ya han pasado por la cárcel en 2001 y en la década del 80 respectivamente, acusadas de infracción a la ley de estupefacientes.

Pese a sus conocimientos sobre cómo funciona la vida carcelaria, Gatto pidió una medida de resguardo para preservar su integridad física y la de los suyos.

"Esto es algo común, sobre todo si se tiene en cuenta que el caso ha tomado mucha relevancia a partir de los medios de comunicación", contaron desde la dirección del penal.

Pero como las mujeres no han señalado un conflicto particular, por el momento están en una celda común y bajo las mismas condiciones de seguridad que el resto de la población carcelaria. "No ha habido conflictos de ningún tipo. La llegada no produjo alboroto ni comentarios. Nada", admitieron las autoridades.

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