“Esto está totalmente planchado, ni precios tenemos”, dice el vendedor de una de las principales concesionarias de Mercedes-Benz, en la avenida Libertador. “La lista nueva todavía no salió. Si entra alguien, le tomo los datos y le digo que lo llamo”. En las agencias de Audi y BMW se respira el mismo aire, mezcla de resignación e incertidumbre sobre cómo van a reaccionar los compradores ante los aumentos.
Como el futuro de su negocio depende de la ingeniería de precios que logren armar, las tres marcas de lujo más tradicionales todavía no cerraron las listas oficiales: o no dan valores o se mueven con precios provisorios.
Tampoco lo hicieron muchas de las automotrices denominadas generalistas, que venden toda la gama de productos pero tienen coches a los que alcanzó el impuestazo. Esperan a ver qué hace la competencia.
También hay versiones de que la demora se debió a que hasta último momento las automotrices estuvieron esperando alguna flexibilización de parte del Gobierno. Por ahora no llegó.
Entre las compañías que dieron a conocer los aumentos, como Honda, Peugeot, Toyota, Citroën, Chevrolet o Volkswagen, se registran variaciones que van de 15% a 95%. En espera están Renault y Ford, entre las grandes.
El impuestazo sobre los autos más caros comenzó a regir este mes y alcanza a entre el 8 y 10% del mercado. Implica una alícuota de 30% para los autos de entre $ 170.000 y $ 210.000 sin impuestos (entre $ 234.000 y $ 295.000 en la concesionaria) y de 50% para los que cuestan más de $ 210.000. Pero, en la práctica, la suba de 30% se transforma en 42,8% y la de 50% en 100%.
Incertidumbre
A partir de que se conoció la intención del Gobierno de elevar estos impuestos para frenar la importación y cerrar otra rendija por la que se iban los dólares, los que tenían las compras avanzadas se apuraron a cerrarlas: en diciembre los patentamientos de Mercedes o Audi subieron más de 150%, y se espera que todavía en enero se siga viendo ese efecto.
“Pero no hay boletos nuevos y esta falta se verá en febrero y marzo”, dice Abel Bomrad, presidente de Acara, la cámara de concesionarios. Para este mes calculan un mercado global de 90 a 100 mil unidades, 10% por debajo de 2013.
Las operaciones en marcha son una incógnita: “Tengo que sentarme a repactar 30 ventas con precios nuevos. Creo que habrá un parate de 90 días”, opina Pablo Martín, gerente de Ventas de Autovisiones, concesionario Audi.
“El mercado era una irrealidad y muchas concesionarias se sobredimensionaron y tendrán que ajustar. Ahora volveremos a venderle al cliente histórico. Ya no habrá más especulación de 'vendo dólares en el blue y compro con pesos a dólar oficial'” grafica.
Audi, Mercedes y BMW subieron sus ventas 19%, 55% y 81% respectivamente el año pasado.
Algunos concesionarios intentan vender en “oferta” autos que les quedaron en stock a un precio intermedio.
En una concesionaria BMW contaron que el 320 que estaba a $ 300.000 ya vale $ 510.000; en la agencia está a $ 420.000. “Así y todo no aparecen compradores. Los enero siempre son malos, pero no como esto”, sostienen. El salto de $ 200.000 en un modelo también hace que el comprador esté más expuesto a controles de la AFIP, lo que frena más las ventas.
Christian Menges, vocero de BMW, explica que “el cliente está expectante. El aumento es enorme y hay que analizar todo muy bien”. La firma jugará con el equipamiento para intentar mantener valores competitivos.
“A esto se suma que el Gobierno nos pidió que importemos 27,5% menos en el primer trimestre”, recuerda Ernesto Cavicchioli, de Hyundai. “Hay autos navegando que se compraron teniendo en cuenta el precio viejo. Ahora no sabemos si habrá demanda”, se preguntó el empresario.