Con el impuesto del 30%, el dólar tarjeta se encareció incluso por encima del dólar blue, lo que provocó una brutal caída en las operaciones con respecto al verano pasado, cuando por el tipo de cambio era conveniente el dólar tarjeta.
El 1 de febrero del 2018 el stock de consumos con tarjeta en el exterior había alcanzado un record de u$s 821 millones diarios, que cayó a u$s 434 millones el 1 de febrero del año pasado, pero siguió estable incluso en las vacaciones de invierno, que llegó a u$s 412 millones el 2 de agosto, y que se mantuvo hasta el 27 de diciembre pasado, al alcanzar los u$s 316 millones.
Pero con el impuesto del 30% se desplomó y desde el 6 de enero cayó por debajo de los u$s 200 millones diarios. El 8 de enero marcó la peor caída, a u$s 152 millones, y el último día que registra el BCRA es el 16 de enero, con un stock de u$s 192 millones. Hay que remontarse hasta el 2011 para encontrar un stock diario menor al de los u$s 200 millones como se registran actualmente.
Del mismo modo, mermaron los adelantos en dólares que se extraen con tarjeta de crédito y débito en cajeros del exterior, al caer de un stock de u$s 400 millones el 16 de enero del año pasado a u$s 235 millones.
Hay que recordar que en noviembre el Banco Central había limitado el adelanto en efectivo en moneda extranjera con tarjeta de crédito y débito a u$s50 por operación. El tema es que hay bancos que cobran muy caro por cada transacción que se realiza en un ATM del exterior. El ranking lo lidera el Hipotecario con u$s 16,34, Patagonia u$s 15,73 y Macro u$s 14,88, mientras los más baratos son los que cobran en pesos, como Galicia $ 85, BBVA $ 116,16 y Santander $ 158,50, según la tabla de comisiones que publica el BCRA.
Con respecto al dólar tarjeta, si bien muchos argentinos se confían en que tiene un valor de $ 82, lo cierto es que es difícil saber a ciencia cierta cuánto terminará pagando uno cuando le llegue ‘el muerto’, como denominan en la jerga al resumen de la tarjeta de crédito. Además, si la tarjeta vence dentro de 20 días, y el dólar salta de $ 63 a $ 66, también habrá un incremento en el precio, por lo cual es incierto lo que uno terminará pagando.
En Estados Unidos es donde se obtiene el mejor tipo de cambio, ya que la moneda es el dólar, entonces el banco cobra una sola comisión, al pasar de dólar a peso.
En cambio, en Uruguay, Brasil, Chile o Europa, por ejemplo, al haber otra moneda, primero el banco de allá debe pasar de uruguayos a dólar por ejemplo, y luego el banco de acá de dólar a pesos. Por lo tanto, el tarjetahabiente debe pagar una doble comisión por el tipo de cambio, que es incierto, ya que es imposible saber si el banco con el que se maneja, por ejemplo, el restaurante donde uno hizo un consumo en Punta del Este tiene un spread (diferencia entre la punta compradora y vendedora) ancho o finito, por lo cual está latente el riesgo de tener un precio abierto. En la jerga financiera hablan de un sobrecosto por el ‘doble spread’.