Durante el último año, todo lo que hace al desenvolvimiento de Impsa está relacionado entre sí. Así lo demuestra el hecho de que mientras estudia un plan de ajuste puertas adentro, hacia afuera prepara una propuesta de acuerdo con sus acreedores, entre los cuales hay bancos, fondos de inversión y tenedores de bonos particulares. El plazo estimado para la presentación, en simultáneo entre Argentina y Brasil (donde está su subsidiaria Wind Power Energía) operará en la primera quincena de marzo.
En principio, la oferta para reestructurar el pasivo debía operar en estos días, pero una exigencia de la Justicia comercial brasileña le permitió extender el plazo al menos 30 días más. Se trata de un “cambio de Corte”, algo así como un traslado de jurisdicción de los pedidos de quiebra que en su momento presentaran sus acreedores en el vecino país, por cuanto cada demanda corresponde a un Estado. Ahora, la resolución del proceso concursal de WPE está en manos del Juzgado de Cabo do Santo Agostinho.
Así, WPE deberá hacer la respectiva presentación antes del 12 de marzo y, de resultar satisfactoria para sus acreedores, le permitiría encaminar el concurso y zafar de la quiebra en la que había caído hace casi 2 meses por más de U$S 770 millones. La figura de la bancarrota, según la Justicia brasileña, es diferente a la que se aplica en nuestro país: ante la falta de pago, una firma o individuo afectado por una empresa puede solicitarla, el juez responsable aprueba un plan de “recuperación judicial”, tal como lo hizo el magistrado de Pernambuco, con Wind Power, y es reversible, similar a un concurso de acreedores para la ley local.
Entre los principales acreedores del holding en Brasil hay 4 bancos que son parte del proceso y a los que Impsa deberá conformar con su propuesta. El más importante es el Interamerican Developement Bank (IDB), vinculado al BID, con U$S 131 millones. Le siguen Banco do Brasil (U$S 16,5 millones), Bank of America (U$S 16 millones) y Bic Bank, con U$S 6 millones.
Movimientos en Argentina
El resultado en Brasil será clave por lo que el objetivo de Pescarmona es hacer lo propio y al mismo tiempo con tenedores en Argentina, y así poder dar vuelta el default técnico actual: en eso trabaja el estudio que conduce el economista y ex funcionario Daniel Marx.
Concentrados en las gestiones con la UOM ante la Subsecretaría de Trabajo de Mendoza por el futuro laboral de sus más de 1.000 trabajadores en la provincia (terminados el 31 de enero los subsidios a los salarios, ayer la discusión pasó a cuarto intermedio hasta el miércoles 18) desde la compañía no hubo respuestas pero sí señales. Como lo expresó extraoficialmente el responsable de Relaciones con el Mercado, Juan Mihanovich, a algunos inversores, “la intención es que todo siga funcionando”.
Pero en los últimos días trascendieron algunas operaciones de liquidación de acciones que amenazan los planes de Impsa de reestructurar su deuda global. Es que algunos inversionistas salieron a liquidar desde $ 3 millones en acciones al menos 10 puntos por debajo del 25% vigente en el mercado. Esto, pese a la existencia de un convenio de confidencialidad que, por lo pronto, obliga a tenedores de bonos a no desprenderse de ellos. En el último año, según el balance cerrado a setiembre de 2014, las deudas de la firma ya superan el 90% de sus activos declarados (más de $ 9 mil millones). La deuda con los bancos, 11 en total de $ 852,4 millones trepó a $ 1.160 millones el año pasado.