El mediodía de ayer trajo aire fresco al enrarecido clima de negocios que desde hace meses atraviesa una Impsa sumida en una crisis que la llevó al default.
Es que luego de postergaciones sucesivas del Estado nacional en distintas licitaciones, finalmente la señal de que no está dispuesto a soltar la mano al holding mendocino llegó con la apertura de sobres para adjudicar la represa de Chihuido, en Neuquén: gracias a una oferta superior a los $ 14.988 millones, el grupo Pescarmona quedó en primer lugar, por encima de empresarios K como Cristóbal López, la firma Electroingeniería y el grupo Eurnekián, asociado a una firma del tándem Vila-Manzano y con capitales chinos y rusos.
El resultado del acto en el ministerio de Planificación Federal, paso previo a la adjudicación de la obra, cambió el ánimo en el seno de la empresa, cuyo factótum, Enrique Pescarmona, se hallaba en Caracas para cerrar un primer pago de U$S 50 millones a cuenta de lo que debe cobrar por el proyecto Tocoma en ese país.
La deuda reconocida por Impsa con bonistas y proveedores supera los U$S 1.030 millones, con lo cual el virtual contrato, sólo en presupuesto de ejecución, permitiría al holding cancelar el pasivo y quedarse con un margen para recuperarse.
Pero además, Impsa quiere asegurarse operar la represa, y en ese punto también sacó ventajas. Con U$S 5,80 por megavatio/hora, la mitad de lo ofertado por el segundo (CTC, de López, y Power China) para la operación y mantenimiento de la represa, resultó primera, lo que le reportaría algo más de U$S 10,1 millones anuales una vez que Chihuidos empiece a generar energía.
“Si bien falta la adjudicación, superamos la oferta técnica y el hecho de ser los más competitivos en la propuesta económica es una reivindicación importante para nosotros.
Sobre todo porque la nuestra fue la única oferta con 100% nacional, con un cluster compuesto por 600 pymes”, enfatizó Ismael Jadur, responsable de Relaciones Institucionales de la firma.
La conducción de Impsa empieza a respirar con cierto alivio por el hecho de llegar mejor posicionados que el resto para la adjudicación del proyecto, como parte de la promesa oficial de priorizarla a la hora de concesionar obras energéticas para mejorar sus finanzas.
Especialistas explican que Chihuido, con 160 kilómetros de línea, logrará una potencia hasta 4 veces mayor de lo que hoy es la represa ubicada en Potrerillos.