Imprudencia, causa de la tragedia vial

Seguramente, con las obras proyectadas y que deberían comenzar este año, van a mejorar las condiciones de infraestructura y seguridad.

Imprudencia, causa de la tragedia vial
Imprudencia, causa de la tragedia vial

Lamentablemente, el cambio de año no marcó diferencias por los incidentes viales mortales ocurridos desde el primer día del nuevo calendario. Y de manera determinante por la tragedia de Las Cuevas del viernes 2 de febrero, ocasión en que un chofer irresponsable quiso pasar a un camión en un punto de la ruta nacional 7 definido por una curva y marcado con doble línea amarilla. El más elemental código de buen manejo indica que en una situación así no se puede adelantar a otro rodado, de ninguna manera, y mucho menos conduciendo de noche y llevando un pasaje compuesto en su mayoría por niños.

Fue una tragedia que no debió ocurrir por más apuro que tuviera el conductor de la unidad en su viaje de larga distancia, que llevaba a sus espaldas a una delegación infantil a participar en un torneo de fútbol en Paraguay.

El saldo de tamaño desatino fue la muerte de tres menores, el mayor de 16 años, y heridas a más de 20 pasajeros. Esto fue devastador para las familias afectadas y la comunidad en general y aún así pudo haber sido mucho más gravoso porque la unidad dio varios tumbos hasta quedar a un costado de la calzada.

No sabemos qué pasó por la cabeza de Leonel Quiroga Morales (39), con ocho años de experiencia en el manejo profesional para maniobrar de la manera que lo hizo. Tampoco comprenderemos la conducción decididamente alevosa de otro chofer trasandino, Francisco Sanhueza, que el año pasado en la zona de Horcones y como resultado de la alta velocidad, no pudo evitar el vuelco del ómnibus de doble piso que guiaba, causando la muerte de 19 pasajeros. Ahora enfrentará un juicio bajo los cargos de homicidio simple con dolo eventual. Pero aquellos viajeros que murieron no volverán a la vida con la casi segura condena del imputado.

¿Qué habrá que hacer para que estos mortales incidentes viales no se repitan? Las autoridades del Corredor Bioceánico, de la Dirección Nacional de Vialidad, y de la Policía Vial y la Gendarmería Nacional, están desconcertadas. No se puede efectuar una vigilancia de hombre a hombre en tamañas distancias.

Este último percance carretero ocurrió luego de un exitoso operativo de tránsito desarrollado con motivo de la reciente visita del Papa Francisco al vecino país trasandino, donde funcionó el control ejercido por los sistemas de seguridad y la imposibilidad de sobrepasar la velocidad de 80 km/h.

Un técnico especialista en tránsito y titular de la Asociación de Peritos Judiciales, Héctor Roitman, consultado por este diario, recomendó la colocación de radares y lectores ópticos de patentes, instalaciones que permitirían vigilar la velocidad de los vehículos que transitan por el corredor internacional. También hay muchas expectativas con las obras que Mendoza dispondría para mejorar el Corredor Andino y el Paso Internacional que, entre otras mejoras, eliminará algunas de las peligrosas curvas que hoy tiene el camino.

Todos los trabajos de modernización de la ruta serán bienvenidos y habrá que hacerlos con cierta urgencia. Tal vez esas ejecuciones podrán compensar el error humano al potenciar la infraestructura y la ingeniería vial, pero siempre deberá insistirse en la responsabilidad de las compañías que transportan pasajeros. Tendrán que extremar las exigencias al contratar a sus choferes, ya que no es la primera vez que ciertos conductores manejan en zonas de montaña con el manual del desatino a la mano, demostrando ser expertos en insensatez e impericia.

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