Imprevisiblemente previsible

La reciente asunción de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y lo que a nivel internacional se espera de su mandato.

Imprevisiblemente previsible

Donald Trump asumió la presidencia tras la transición más conflictiva que registra la historia estadounidense. La cooperación y la existencia de núcleos básicos de consenso han caracterizado estas transiciones, aunque hayan sido de oficialismo a oposición. Esto es lo que no ha sucedido hoy. El presidente Donald Trump ha profundizado sus diferencias expuestas en la campaña y el presidente saliente, Barack Obama, ha ratificado sus propias posturas hasta el último día y tratado de imponer que su legado pueda trascenderlo.

La oposición en el Congreso, dominado por los republicanos en ambas cámaras, no ha dado señales de limitar el poder del Presidente. Así lo mostraron las comparecencias ante el Senado del nuevo secretario de Estado (Tillerson), de quien será el jefe del Pentágono (Mattis) y del elegido para la CIA (Pompeo).

Quienes especulan con algún cuestionamiento, lo esperan para el titular de Justicia (Sessions), acusado de haber tenido en el pasado posiciones racistas. La oposición ha comenzado a organizarse en el ámbito cultural y social y se manifiesta en marchas y protestas en las grandes ciudades -Trump no ganó en ninguna ciudad con más de un millón de habitantes- pero sin proyectarse al sistema político por ahora.

La confrontación con China, anticipada por Trump en la campaña, comenzó antes de asumir y el presidente Xi responde con firmeza. Las declaraciones del nuevo secretario de Estado (Tilllerson) ante el Senado, diciendo que EEUU impedirá el acceso de China a las islas artificiales que ha construido en su Mar del Sur, diciendo que su presencia en dicha región es igual que la ocupación de Crimea por Rusia y acusando a Pekín de no ser firme frente al desarrollo nuclear de Corea del Norte, crearon una tensión sin precedentes en la relación bilateral en medio siglo.

La respuesta china fue clara y contundente. A través de medios de comunicación oficiales, el gobierno chino dijo que “si el equipo de Trump insiste en sus posiciones entonces ambas partes deben prepararse para la guerra” y que “si EEUU quiere bloquear el acceso de China a dichas islas tendrá una guerra a escala mundial”. A su vez el canciller Wan Yi dijo: “China no permitirá que nadie embrolle el Mar de China Meridional y siembre el caos en Asia”, y cuestionó a Corea del Norte por no frenar su desarrollo nuclear.

Taiwán ha declarado el “alerta”, al navegar el único portaaviones chino por el estrecho que la separa de China continental.

Como sucediera en la última cumbre de la APEC, el presidente Xi fue la figura central en el Foro de Davos, haciendo una defensa de la globalización y cuestionando el proteccionismo. La respuesta de Trump en este ámbito fue a través de uno de sus asistentes (Scaramucci), que respondió manifestando que EEUU pide revisar los tratados de comercio de los últimos 71 años, que han llevado a la pobreza a 8 millones de trabajadores. Obama, por su parte, dijo antes de entregar el poder que su país seguía teniendo más influencia global que la potencia asiática.

Mientras Trump confirma que buscará un entendimiento con Rusia, Obama dispuso el primer despliegue de tropas de combate estadounidense en un país de la ex zona soviética. El nuevo canciller estadounidense escalaba el conflicto con China, cuando una brigada de combate de 3.500 hombres de los EEUU entraba en Polonia para emplazarse frente a Rusia.

Hasta ahora, la OTAN sólo tenía bases de despliegue en sus integrantes que habían pertenecido al Pacto de Varsovia y lo mismo sucedía en los Países Bálticos, que están en la misma situación. El vocero del Kremlin sostuvo que su país iba a responder frente a una acción que afectaba sus intereses y su seguridad, y dijo que era “inadmisible” que tropas ajenas a Europa se desplazaran por su territorio poniendo en riesgo su estabilidad.

En EEUU se sigue discutiendo el grado de influencia de la inteligencia rusa en la elección mientras los funcionarios de Trump afirman ante el Senado que Rusia puede ser una amenaza, pero Trump manifiesta que podría cambiar a Rusia un nuevo acuerdo nuclear por levantarle las sanciones por su intervención en Ucrania y que tiene sentido una mejor relación con la potencia euroasiática para combatir con más eficacia al EI.

Mientras en los días previos a la asunción Obama escalaba el conflicto con Rusia y Trump con China, las relaciones de este último con Europa llegan también a un punto máximo de tensión. El 16 de enero Trump dijo que la OTAN es “obsoleta” y que “los países no están pagando lo que deben” a la organización. El mismo día, el Reino Unido ratificó que optaría por el Brexit “duro” y sostuvo: “Creo que otros se irán de la UE y mantenerlos unidos no será tan fácil como la gente piensa”.

Sobre Merkel afirmó: “Cometió un error catastrófico al recibir un número ilimitado de refugiados que nadie sabe de dónde vienen”. Hollande respondió con dureza diciendo que Europa “no necesita consejos” y que actuará de acuerdo con “sus intereses y valores”. La jefa del gobierno alemán, con prudencia, evitando escalar el conflicto, dijo que esperaría a que Trump fuera realmente el presidente.

Pero la situación creada ha hecho que los servicios de inteligencia europeos suspendan la cooperación con los estadounidenses, temerosos de que un acuerdo Washington-Moscú, los deje expuestos. Tanto el gobierno de Francia como el de Alemania temen acciones de la inteligencia rusa para influir en las elecciones nacionales que tienen en mayo y octubre respectivamente.

Una situación similar se registra con los servicios de inteligencia israelíes, por el temor a que un acuerdo entre EEUU y Rusia pueda beneficiar a Irán, aliado de Putin en Oriente Medio, aunque Trump se haya pronunciado contra el acuerdo nuclear de las potencias occidentales con Teherán. Obama terminó su segunda presidencia sin haber logrado capitalizar en la lucha contra EI, la caída de Mosul en Irak y de Raqqa en Siria.

En conclusión: Trump ganó la primaria republicana y la elección presidencial con la personalidad agresiva que caracterizó su éxito como empresario, y ahora se apresta a hacer lo mismo en su gestión de gobierno, con los riesgos que ello implica.

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