Amé está a la expectativa, no sabe si volverá a marchar: la bandera venezolana, el escudo y los guantes con los que salía para protestar junto a la radical “resistencia” reposan ahora en su casa.
Está frustrada, se siente abandonada por los dirigentes opositores y rechazó ir a la manifestación del sábado, a la que sólo acudieron unas 1.000 personas.
“Es una burla”, aseguró.
Entre indignación, rabia, impotencia y miedo, muchos opositores han abandonado las calles tras cuatro meses de masivas protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que han dejado unos 125 muertos y miles de heridos y detenidos.
Algunos tenían la esperanza de que lograrían sacar a Maduro del poder o al menos de que impedirían la instalación de la todopoderosa Asamblea Constituyente, formada por 545 miembros, todos chavistas. Otros expresan su inconformidad con la decisión de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de participar en las elecciones de gobernadores, previstas ahora para octubre, con un árbitro al que acusa de haber articulado un fraude a favor de la Constituyente.
“La culpa es de los dirigentes de oposición. Empezamos esto por ellos y prácticamente nos dejaron solos”, reclamó Amé, seudónimo que usa esta madre soltera de 24 años en la “resistencia”, el ala más radical en las protestas conformada por jóvenes que, con escudos y los rostros cubiertos, enfrentan a las autoridades con piedras y bombas molotov.
“¿Ahora van a decir que la salida es electoral? No tiene sentido”, manifestó. Fue un error “rutinizar” la protesta, estimó la analista Colette Capriles. “La calle es una táctica que hay que saber administrar”. A mediados de julio, dirigentes de oposición hablaron de no permitir que se impusiera “un fraude constituyente” y llamaron a la “calle sin retorno”.
En una de esas protestas casi detienen a Amé, en medio de la anarquía de bloqueos de calles -con troncos, escombros y basura quemada-, dispersados por las fuerzas de seguridad.
Pero la Constituyente fue elegida el 30 de julio sin participación de la oposición, entre denuncias de fraude y un fuerte rechazo internacional. Muchos lo asumieron como una derrota. La decisión de ir a las regionales causó fisuras en la MUD.
“Llamamos a los venezolanos a las calles con un propósito, que era la salida del dictador” y ahora “exigen coherencia”, dijo María Machado, dirigente del ala más radical de la oposición.