Mendoza es una provincia que se dice "turística". Desde muchos años atrás, ciertos atractivos naturales, como el Aconcagua y la alta montaña, fueron explotados en excursiones que no diferían mucho entre sí. Otro recorrido era el de bodegas y diques.
Pero en realidad, y más allá de ciertas declamaciones, la provincia tenía a la la Fiesta de la Vendimia como su evento anual principal y no había mucho desarrollo de otros productos turísticos.
Un primer hito importante fue el Mundial 78 porque, además del estadio de fútbol, permitió comenzar a mejorar la oferta hotelera, aunque pasaron muchos años hasta que la industria comenzó a despegar.
La nieve fue un factor que ayudó con la inversión en Las Leñas, pero una sucesión de muchos años de poca nieve (algo que sufrimos en todos los sectores) afectó el turismo invernal. Tampoco Penitentes pudo crecer mucho más por esta limitación.
A principios del nuevo siglo comenzó a aflorar una oferta basada en el turismo vitivinícola, o enoturismo, que sumó al creciente desarrollo de la industria y atrajo nuevos visitantes.
La legislación que facilitó la instalación de casinos en hoteles 5 y 4 estrellas -más allá de las peligrosas connotaciones que trae el juego- atrajo inversiones de cadenas internacionales que mejoraron y actualizaron un poco la oferta hotelera y empujó otras inversiones en hoteles boutique, resort 5 estrellas y otras variantes para un visitante de buen poder adquisitivo.
El florecimiento de la industria vitivinícola y el enoturismo se vio acompañado de un florecimiento de la gastronomía, que ha sumado otra alternativa valiosa para los visitantes.
Las inversiones hoteleras también dinamizan la industria de la construcción y la cantidad de plazas disponibles permitió avanzar en el turismo de convenciones, que se concentra en épocas de temporada baja de primavera.
Donde se nota una grave falencia es en el comercio local así como en ciertos lugares de gastronomía que atienden a turistas, donde los precios siguen siendo excesivamente altos.
Es posible que haya quedado el registro de memoria de los años posteriores a la megadevaluación de 2001 /02, que trajo gran cantidad de turistas atraídos por los bajos precios y les permitió aumentar mucho los valores, perjudicando a los mendocinos. Pero aquella circunstancia cambiaria fue muy especial, con la sumatoria de una fuerte devaluación el dólar a nivel mundial, lo que trajo una circunstancia que rara vez se puede repetir una vez cada 100 años. Esa temporada también hizo que los gobiernos decidieran que querían participar de la torta y aumentaran las tasas de comercio, incluyendo costos adicionales.
Lo real es que el comercio local vive penando con precios para extranjeros pero viviendo de los mendocinos que no pueden comprar. Los centros comerciales, por mayor flexibilidad horaria y una serie de comodidades, terminan atrayendo a turistas y locales, mientras el Centro sigue sin tener una identidad determinada.
El turismo es una actividad clave que involucra a muchas otras actividades económicas. En sí misma es muy importante en inversión de capital pero también es mano de obra intensiva.
El turismo tiene una gran cantidad de servicios conexos que también ocupan mucho personal. Pero el dato importante es que requiere de personas de alta calificación, con manejo de idiomas y una cultura general acorde a las tareas que debe realizar.
Además, el turismo tiene la característica de ser un monetizador de la economía, es decir, los turistas traen plata de otros lugares para gastar en esta plaza, al igual que los mendocinos se llevan plata a otros lugares cuando se van de vacaciones. El éxito del negocio se basa en conseguir un balance monetario con superávit. Si el turismo es extranjero, tiene la ventaja adicional que los viajeros ingresan divisas y eso favorece el mercado cambiario nacional.
Por esta razón es que es muy importante que los actores del sector y la población en general tomen conciencia de la importancia que tiene ser una provincia verdaderamente turística, con lo que implica asumir el compromiso para ser una plaza que mejore sustancialmente la atención y tenga precios razonables, para que los turistas vuelvan.