Ya están los primeros datos del Censo Nacional Agropecuario (CNA), cuyo relevamiento se realizó entre setiembre del año pasado y fines de marzo del presente. Dicho Censo es muy importante dado que entre las catastróficas estadísticas del kirchnerismo está el fracaso del CNA de 2008, que se realizó con graves fallas técnicas, en medio de la “crisis del campo”.
De modo que los datos relevados ese año no sirven como base de comparación por lo que -como señaló el Director del Indec, Jorge Todesca- la comparación deberá hacerse con el CNA de 2002. Llevamos 16 años sin contar con información confiable sobre lo que ocurre en el sector más dinámico e importante de la economía argentina. El CNA no solicita datos económicos a los propietarios, como se intentó en 2008. Releva la cantidad de productores, superficie implantada, principales cultivos, cantidad de ganado, capacidad instalada de crianza, perfil del productor, tamaño de emprendimientos forestales, ganaderos y agroindustriales.
Son los datos principales que actualizarán los de 2002, los que permiten definir la estructura agropecuaria del país y de cada provincia. Es interesante recordar que en oportunidad de la presentación del Censo, el año pasado, el director de la DEIE sostuvo que el Censo del 2008 en Mendoza estuvo “muy bien hecho”, por lo tanto acá sí se podrá usar como comparación. Una nota de nuestro Suplemento “Fincas”, el sábado pasado, aporta dos aspectos muy interesantes sobre el Censo.
La primera se refiere a los datos provisorios ya disponibles y la segunda a las opiniones, muy sugerentes de los dirigentes agropecuarios de nuestra provincia sobre los asuntos relevados en el Censo. En el caso de Mendoza, los datos estarían mostrando que la superficie de Explotaciones Agropecuarias (EAP) se ha mantenido prácticamente constante desde 2002. Pero ha disminuido la cantidad de EAP con “límites definidos”, fenómeno que ocurrió en la misma forma a nivel nacional. Para dimensionar este fenómeno es necesario tener en claro qué se denomina EAP.
Dice el Censo que es la unidad de organización de la producción, con una superficie no menor a 500 m2, ubicada dentro de los límites de una misma provincia, que independientemente del número de parcelas (terrenos no contiguos) que la integran, produce bienes agrícolas, pecuarios o forestales destinados al mercado.
Tiene una dirección que ejerce la gestión, recibe los beneficios y asume los riesgos de la actividad productiva. Utiliza en todas las parcelas que la integran todos o algunos de los medios de producción de uso durable y toda o parte de la misma mano de obra. Ejemplo ilustrativo: una persona o empresa puede tener varios viñedos y en conjunto conformar una EAP. La disminución de la cantidad de EAP sería del orden del 26% en Mendoza.
Un razonamiento simple nos dice que si la superficie destinada a la agricultura, ganadería o forestales se ha mantenido más o menos constante y la cantidad de EAP ha disminuido en porcentaje significativo, es que el tamaño de las EAP ha aumentado en el periodo 2002/18. Una posición que explican con claridad los empresarios involucrados se refiere al indispensable y necesario incremento del tamaño de las explotaciones rurales para hacerlas sustentables.
Todos señalan el problema de los costos fijos que se reducen en la medida que aumenta la escala. El tema de la escala de producción agropecuaria, que la torna eficiente y competitiva, se elude muchas veces por razones ideológicas o demagógicas. Hay personas en nuestra sociedad enamoradas de aquel libro con gran éxito de los años `70 llamado “Lo pequeño es hermoso”. Pero eso no siempre es así y en economía lo es cada vez menos.